viernes, 9 de octubre de 2015

Fútbol y Literatura (Mayo 2014)

Edición impresa Guay del Paraguay. Mayo 2014. Justo antes del comienzo del Mundial de Fútbol Brasil 2014.
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Debo confesar que no me gusta el fútbol. La palabra adecuada sería ‘espanto’, me espanta. No creo que haya nada más embrutecedor. Me consuela saber que a un grande entre los grandes, como Jorge Luís Borges tampoco le gustaba, ‘es un juego para mentes estúpidas’, dijo. ¡Gracias maestro!
Haré un resumen rápido de lo que yo veo en el fútbol, para luego centrarme en la literatura. Veamos. Los jugadores son, en su mayoría, menores de treinta años, no han leído un libro en su vida, apenas saben hilar dos frases y llevan su cuerpo cubierto de tatuajes absurdos. Para colmo, cobran cantidades de dinero indignas y rara vez se dejan la piel (tatuada) en el campo. Su corta inteligencia no les permite ni un resquicio de misericordia hacia los hinchas. Son mercenarios de la peor especie.
Estos mercenarios llevan al llanto y al paroxismo a los humanos, colapsan ciudades y hasta provocan muertes.
No hay un solo día del año en el que no haya fútbol. Hay una industria de invención de torneos que no para de innovar, aquí reconozco un mérito inmenso. ¿Puede haber algo en el mundo más machacón? ¿Algo que pueda poner a prueba a la mente humana de una forma más ruin? Se asemeja ya al tormento de la gota malaya.
Pero vamos a centrarnos, que esto es un espacio literario. Viendo la final de la Champions por obligación, me preguntaba cuántos libros de fútbol hay que puedan calificarse como ‘buena literatura’. Difícil pregunta. Ha resultado ser una investigación complicada, las dos áreas no son afines, y los escritores de renombre no suelen manifestar abiertamente que les interesa esta sinrazón. Excepto en contados casos como el de Javier Marías en su libro ‘Salvajes y Sentimentales’, el tono es de cautela o incluso de escepticismo.
Ninguno de los libros está escrito por una mujer, ninguno. Creo que les costaría abrirse camino en este tipo de literatura y por eso ni se molestan en redactar nada que tenga que ver con el ‘deporte rey’, ¡Qué frase!¡Qué frase!’El deporte rey’, me da la risa.
En fin, recomendaré tres libros que he ojeado estos días y que sí creo que merece la pena dedicarles un rato: el ya comentado de Javier Marías, Crack de Augusto Roa Bastos y El Fútbol a Sol y sombra, de Eduardo Galeano.
Muy importante. Evitad leer las tácticas futbolísticas de Jorge Valdano si no queréis acabar en el manicomio.
Así que ahora que comienza el Mundial de Brasil, ¡Socorro!, os dejo estos títulos para aprovechar algo el tiempo entre partido y partido.




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