jueves, 14 de junio de 2018

Juana la Loca, los gobernantes españoles y... Plutón.

Sigo obsesionada con Plutón. No consigo quitármelo de la cabeza. Ya intuía yo que tendría que hacer terapia para superar estos delirios. A veces hasta sueño que yo soy una de las elegidas por el Estado para integrar la primera misión allí, la de toma de contacto. Y me visualizo haciendo una lista con las cremas que tendría que comprarme, porque a - 230º la piel debe cuartearse muchísimo, el tipo de ropa - intuyo cero glamourosa - necesaria para ese frío terrible y los libros que tendría que llevarme, no sesudos, más bien novelas de misterio para imbuirme en la trama y olvidarme de donde estoy. Yo intimar con los plutonianos, no creo que lo haga. En este tipo de expediciones siempre hay gente que se presta a ir diciendo sandeces a los lugareños, como si sus vivencias y sus opiniones fuesen la pera, un faro en el universo, y como seremos escogidos de forma científica, por miembros especializados de los poderes públicos, cargos políticos curtidos en las disciplinas para las que son nombrados, pues ya se cuidarán de que haya un espécimen de cada grupo humano, en lo que se refiere a etnias, gustos musicales, sexuales, estéticos... etc. Lo cual me tranquiliza mucho, puesto que ya intuirán, en las entrevistas previas a la expedición, que yo no tengo interés en enseñar nada, ni compartir nada con los plutonianos, y que no sé ni a qué voy. 

Muchos os estaréis preguntando, ¿y entonces para qué van a elegirte, si no piensas interactuar? Pues muy sencillo. Soy parte de esa clase media - cada vez más exigua en número de personas y recursos - que es esquilmada sin piedad por el Estado. Llegado el momento de dar un paso más, otra vuelta de tuerca, que requiera que busquemos nuevos asentamientos para los humanos (por si la Tierra llega a ser inhabitable) escogerán a los que ya explotan, a los mismos de siempre. No indagarán si hay otros a los que les apetece montarse en la nave espacial. NO, eso supondría trabajar, gestionar, y recordemos que los que nos dirigen no creen que tengan que hacer esa labor. Su gran aportación al sistema social consiste en la esquilmación y aniquilación de las fuerzas intelectuales y productivas para aprovechamiento y lucro personal, y para conseguirlo, lo mejor es ir a lo fácil pronunciando discursos grandilocuentes. Lo sé, ahora os he metido el miedo en el cuerpo, muchos ya os veis en la nave espacial. Mirad que lo siento. Y con la mala noticia, que por más que busco en internet, no encuentro ningún tipo de establecimiento especializado en este tipo de terapias cósmicas. 



Importante si no queréis acabar peor, no leáis el link de Wikipedia relativo a Plutón, porque podéis caer en la desesperación. 

Así que con estos delirios constantes, me dio por investigar a fondo la figura de Juana I de Castilla, más conocida como ''Juana la Loca''. Antes de seguir, por si lo olvido, debéis saber que los nobles castellanos jamás consideraron ni declararon a Juana como loca o demente. Puede que por interés, pero me inclino a pensar que por llevar la contraria a su hijo, Carlos I, el Emperador aniquilador de herejes y fundidor de recursos castellanos para beneficio y gloria propias.




Por partes. Algo tenemos los castellanos que todo el mundo se cree con derecho a esquilmarnos y en los tiempos modernos - yendo un paso más allá - se ha ampliado al insulto y la vejación más grosera. Obviamente esto se corta con un poder central fuerte y centrado en lo nuestro, pero históricamente esto ha brillado por su ausencia. Isabel la Católica fue la última gobernante que procuró dar lustre a Castilla mediante mecenazgo de artistas (Juan de Flandes es un ejemplo de ello) y por vía de matrimonios de conveniencia de sus hijos con los herederos europeos. Colón había llegado a América, ahora se trataba de poner a Castilla en el mapa (ojo digo Castilla, no España, aun no habíamos dado el paso hacia la integración del resto de naciones que componen este peculiar Estado). Su hijo varón heredaría el trono, y el resto estarían ''felizmente'' casados con los reyes de Inglaterra, el Emperador de Sacro Imperio y Portugal. Pero - cosas del destino - la cosa fue malamente. Como en el juego de ajedrez, fueron cayendo las piezas clave y al final Juana se erigió con legítima heredera de la Corona de Castilla.

La historia de Castilla, como Reino independiente y poderoso, es sencillamente apasionante.

Cuando contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso, archiduque de Austria, duque de Borgoña, Brabante y conde de Flandes, en 1496, tenía diecisiete años, pensaba que viviría siempre en la corte de Flandes, que sería feliz y comería perdiz. Pero la vida de muchas vueltas y la codicia humana sigue un camino constante. No somos nadie. Y encima la pobre se enamoró perdidamente del idiota de su esposo. Porque el pobre muy listo no parecía. Codicioso y ponzoñoso si, pero inteligente no demasiado. 

Juntos hicieron dos viajes a Castilla, en el segundo de ellos, nuestro Felipe murió. Antes, como suele ser habitual en estos casos, había esquilmado junto con sus consejeros todo lo que había podido, y había urdido mil intrigas en connivencia con el monarca francés.

Nuestra Juana, aquejada de lo que ahora llamaríamos ''Trastorno Bipolar'', enfermedad entonces no diagnosticada, aunque sí conocida, vivía momentos de auténtica zozobra. Era la heredera de Castilla, pero todo era rarísimo, porque su padre (Fernando el Católico) no quería perder el control de los bastos territorios de Ultramar y veía que su hija era mentalmente inestable. O tal vez no. Pero en aquella época el control del hombre sobre la mujer y su peso a la hora de colocarla en un estamento definido era infinita. Si Juana hubiese sido un hombre, hubiera heredado el Reino y punto. Luego habría pasado a la historia como loco, sádico, demente, injusto... Pero en un hombre, esto son pecadillos sin importancia. 
Total, que entre pitos y flautas, pactos entre gobernantes, derechos adquiridos e intereses de aquí y de allá, nuestro Carlos I de España llega a la Península, tras un accidentado viaje, en 1517. Un año muy prolijo en eventos, clave para Europa, con acontecimientos que se dejaron sentir en Plutón. Sólo que entonces no había recursos para enviar humanos allí y así huir de tanto despropósito.
El hombre flipó con lo que veía, claro, un sentimiento que ya ha sido una constante en los gobernantes patrios, y que dura hasta la actualidad, a saber... Constatación de que la miseria desborda y que hay seres necesitados de los mínimos recursos para su subsistencia, pero ninguna voluntad de repartir los suyos con ellos. Teniendo siempre en mente la expoliación de las arcas públicas sin pudor. Y de paso reparto con sus más allegados. La ventaja del siglo XVI es que el Rey era indiscutible, absoluto... Y no tenía que dar explicación alguna sobre su comportamiento insolidario y despótico. En la actualidad - lamentablemente - tenemos que tragarnos discursos huecos y vomitivos, llenos de engañifas y promesas incumplidas que nos amargan la vida sin necesidad. Unido lo anterior a un afán recaudatorio irrespirable. Y si alguien se queja e intenta ganar algún dinerillo extra, será observado por quien todo lo sabe y ve, el Estado, que si puede te manda a Plutón para seguir explotándote y vejándote. La humanidad avanza y las torturas se sofistican, pero el principio es el mismo. 

La tortura que impuso Carlos I a sus súbditos castellanos fue la sangría sin control para crear una gran Europa Católica controlada por él. Pero la mayor tortura se la procuró a su madre, como necesitaba reinar en su nombre sin que ésta molestase, la tuvo encerrada en Tordesillas cincuenta años, incitando a sus cuidadores - generosamente recompensados - a que por todos los medios la volvieran más loca de lo que ya estaba. Otro de los trucos de los poderosos, hacer pasar por demente a quien más sabe o más daño puede hacerles. Ahora hay otros medios más sutiles, como el escarnio público, el chantaje, manipulación de pruebas, uso de influencias y manipulación de voluntades obedientes dentro de una organización de mayor o menor tamaño. Lo cierto es que poco o nada cambia el alma humana.

Y ahora diréis... ¿Qué tiene esto que ver con Plutón? Todo. Veréis. Cuando leo el periódico o analizo las decisiones que se toman en la empresa donde presto mis servicios, creo no comprender nada. Cada vez que he intentado criticar algo, poner de manifiesto hechos que a todas luces son ridículos, he sido tachada de demente y me han apartado. Como a mí, a personas mil veces más brillantes que yo, porque de lo que se trata es de crear un mundo hueco de matices, sin sustrato, de hojas que vuelan y palabras que se lleva el viento. De gestos que no sirven porque son un maquillaje de infamia y deshonor. Un deshonor larvado y cruel que ataca siempre a los más débiles, a los que no pueden defenderse y son atrapados en una tela de araña tejida con las justificaciones más viles. Por eso se encerró a Juana hace 500 años, por eso cualquier día de estos - si no servimos o somos molestos - justificarán nuestro traslado a Plutón. Porque nada hay más molesto que la sensibilidad y la crítica.

Así que ahora, 500 años después recuerdo a esta mujer, Juana I, víctima de mil infamias, diana de intrigas y ambiciones ajenas. E imagino lo feliz que hubiera sido en otro planeta, porque este deja mucho que desear.

Leed mucho (menos los detalles del Planeta Enano, eso no).
M.

jueves, 7 de junio de 2018

Los premios y la literatura escrita en francés... Junto con otros temas más o menos dispersos.

Hace unos días el Jurado de la Fundación Princesa de Asturias otorgó el Premio de las Letras a la escritora francesa Fred Vargas

Por supuesto que la conocía, la duda ofende, pero no había leído nada suyo. Así que aprovechando uno de los paseos por la Feria del Libro de Madrid (este año - por cierto - con Rumanía como país invitado) adquirí uno de sus libros de misterio. Me dejé aconsejar por el librero. Tiene dos series de misterio, una de ellas protagonizada por el Inspector Adamsberg y otra por tres jóvenes (Los Tres Evangelistas) que no tienen ni oficio ni beneficio por obra y gracia del mundo en el que vivimos. 

Bien, según el simpático vendedor, las protagonizadas por los Tres Evangelistas son más dinámicas, la trama es más divertida y enganchan más. No sé si es verdad, porque de las protagonizadas por el Inspector Adamsberg no he leído ninguna. Lo que sí es cierto es que enganchar, enganchan, y el planteamiento es original. El policía con una vida peculiar y que es un lince para descubrir misterios, es un punto de partida muy recurrente.

En este caso, tres jóvenes que van dando bandazos por el mundo y que están sin un céntimo en el bolsillo, deciden alquilar una casa en ruinas por un precio económico, y justo en la casa de al lado, desaparece una mujer. El misterio está servido.

Primera cosa buena de la Novela, por cierto no he dicho el título, ''Que se levanten los muertos''. Zasca crítico a nuestras sociedades que presumen de civilizadas, el que estudia historia, literatura, arte, filosofía o algo semejante, va a pasar más hambre que el perro de un ciego. A no ser que se dedique a camarero, animador de discoteca o cuidador de parques y jardines. No sé si porque a nadie le interesa el arte y la historia, por más museos que haya visitado por el mundo, o porque realmente a nivel global escarbar en el pasado y reflexionar sobre uno mismo resulta poco atractivo. O todos ellos.

Bien, cada uno de los muchachos es especialista en una época concreta del devenir humano, la Prehistoria y los hombres cazadores, la Edad Media y la Primera Guerra Mundial. Los tres, junto al tío de uno de ellos, un policía corrupto que tampoco tiene donde caerse muerto, se reparten los pisos de la casa en función de la época histórica objeto de su interés. Y cada uno en su espacio se devana los sesos buscando información que no interesará a nadie. 



El planteamiento es el alter-ego de la propia escritora, ella es especialista en la peste negra en Europa, y su hermano en la Primera Guerra Mundial. No sé los artículos sobre la peste negra a cuanto se pagan, pero ella se ha tenido que dedicar a escribir novelas de misterio para comer. Y ¡gracias a Dios! no le ha ido mal. La realidad es la que ella plantea en el libro, jóvenes de 35 años, que se acercan a una edad peligrosa y caminan sin oficio ni beneficio. ¿A alguien le interesa el saber? No, así no tenemos que reflexionar sobre nuestros errores pasados, hacemos lo que nos da la gana y ya está. Es mucho más cómodo. 

Huelga decir que los tres, junto con el policía retirado, son brillantísimos. Por eso viven apartados en un caserón en ruinas, el caserón - imagino - es el símil de nuestro mundo, lo restauran ciudadanos anónimos sin afán de protagonismo, mientras otros que se dicen salvadores del universo, destruyen todo lo que les pueden. Los grandes salvadores son ambiciosos sin límites, lobos con piel de cordero, que sólo buscan su apuntalamiento personal. 

Desconfiad de los visionarios y de los salvadores del universo, malo malo. 

Al final, en la resolución del misterio otra moraleja. El ser humano esconde una maldad sin límites y el rencor no se deja atrás así como así.

Ahora tengo que decir una cosilla mala del libro... ¡Dios míiiioooo! Qué manía tienen los franceses de creerse el centro del universo. Este libro no es uno de los casos más dramáticos de su paroxismo nacionalista y su obsesión por engañarse sobre la situación agónica que atraviesa la lengua francesa, pero de vez en cuando (la cabra tira al monte) desliza algún comentario que te deja turulato. Lo cual desluce un poco un planteamiento tan brillante. Pero los franceses, franceses son y poco se puede hacer.

Un libro de misterio muy recomendable en cualquier caso. Mejor que las bazofias que nos llegan de Estados Unidos y que siempre van unidas a frases huecas en su contraportada.

Leed mucho y sacad vuestras propias conclusiones.
M.










domingo, 3 de junio de 2018

La Señora Lirriper, los extraterrestres y el modelo terrícola plutoniano...

He visto unas zapatillas de la marca ‘El Ganso’ que me voy a comprar, son amarillas, me encantan. Además he leído en varios blogs de influencers (lo que yo no soy) que es el top del glamour llevar este tipo de calzado. Estrambótico y atrevido, pero muy elegante. Puedes combinarlo con pantalón de vestir, vaquero o falda…. Queda igual de bien. Y está genial de precio. Me he acostumbrado a ir en zapatillas a trabajar, y mi vida ha cambiado, además de cómoda, me duele menos la espalda y aguanto mejor el día.

Las sandeces, me salen solas, podría estar escribiendo frases así durante horas, y enlazar un razonamiento con otro, hasta el infinito y más allá. Pero claro, nadie me leería, o me leería menos de lo habitual. Y claro, no sé si me compensa. Lo normal es que mis seguidores me escriban para decirme que el libro que recomendé no hay quien lo aguante, y que no han pasado de la página diez. También que mi obsesión con los cuadros del Museo del Prado en comparación con el Arte Moderno, resulta irritante y repetitiva. Que Eurovisión este año ha sido infumable, y que no entienden cómo yendo de culta, me atrevo a decir que el Festival es un evento planetario sin precedentes. Por favor, a ser posible, y para aquellos que querías enviarme algún comentario, os pido que sea algo positivo. Ando muy plof con tanta lluvia y con el nulo rastro del buen tiempo, y estas cosas me afectan muchísimo. Luego, cuando decido ponerme a escribir otra vez, sólo se me ocurren temas relacionados con zapatillas, y tendencias de moda para ir a trabajar.
Primera idea, poner frases sin sentido es fácil, creativo y genera muchos adeptos. Enlaza con la idea número dos, la pregunta que me hago constantemente, ¿son los demás los que están pirados o soy yo? No lo escribo como chascarrillo, ni para causar risa, es que me lo pregunto a todas horas y voy dando bandazos conceptuales. En estos momentos creo que soy la única, o casi, persona cuerda que queda a nivel planetario. Esto incluye a terrícolas y habitantes de otras galaxias más allá de la Vía Láctea.
Me pregunto si los extraterrestres serán tan ineptos y dañinos como los humanos. Entiendo que sí, y que por eso no vienen, ya tienen bastante con lo suyo. Nosotros en cambio si que vamos a otros sitios, como tenemos un planeta que es una cloaca, insistimos en colonizar al universo e incluso nos plateamos habitar otros planetas. Para esto tengo que hacer terapia, a ver si acabo encontrando el motivo de este afán… ¿En serio queremos que nos conozcan por ahí? ¿Qué pretenden que les mostremos, nuestra insolidaridad, crueldad, sadismo, maldad pura y dura, mezquindad, ceguera? ¿Por qué insistimos en este punto? Como en Madrid hay de todo, confío que exista algún especialista en este tipo de terapias de ‘Comprender la expansión terrícola por otros planetas del Universo’. Mi único consuelo es que el Universo está en continua expansión (esto no quiere decir que sea infinito) y que lo tenemos chungo para que nos conozcan a nivel interestelar. ¡Gracias a Dios!
Lo que sí entra dentro de lo probable es que se produzca una hecatombe y el hombre se auto-extermine, y de nuevo empezaríamos de cero. A saber, vida en cuevas, descubrimiento del fuego, la rueda…. Y así hasta llegar a la era tecnológica. Hay evidencias de que esto se ha producido ya en el remoto pasado. Platón era un firme defensor de esta idea, y los Egipcios también. Estamos hablando de millones de años, así que tranquilos que no lo vamos a ver, tampoco la colonización de Plutón, en este caso por falta de voluntad terrícola, al estar tan lejos de sol, hace un frío de muerte (unos – 230º) y casi no hay luz. Parece complicado convencer a alguien para que se vaya a vivir allí, aunque nunca se sabe. Lo mismo hasta gastamos millones en montar allí un chiringuito y subvencionamos a beodos varios para allanen el camino. Otro de los hechos sorprendentes de las sociedades civilizadas es la cantidad de recursos que se queman en proyectos absurdos, este puede ser uno de ellos. No exagero, porque cosas peores se han visto.



Acabo de recordar que esto es un blog literario. Y sólo he hablado de zapatillas y extraterrestres. No puedo defender que esté cuerda, claro. ¡Puf! De verdad que cuando me siento a escribir tengo un guión, un papel donde tengo anotadas ideas, pero no sigo nunca lo sigo. Alguna cosilla aprovecho, pero poco. A ver ahora como encarrilo esto, yo quería hablar de la Señora Lirriper, el delicioso libro de relatos cortos de Charles Dickens y concluir con una frase moralista y lacrimógena al hilo de los tiempos que vivimos. Y de repente me he visto en Plutón. ¿Qué tendrá que ver? Para paliar este desaguisado, directamente cuento algo del libro y los párrafos anteriores los mantengo por si alguien saca alguna conclusión que le sirva para su día a día.

''La Señora Lirriper'' es un libro corto, de relatos aparentemente inconexos, al que Dickens - junto con otros amigos escritores - dio forma en 1864 y del que no encontraréis demasiadas referencias. Quizás porque fue un escritor tan influyente y con tantas novelas, que esta en concreto pasó más desapercibida. Siendo, como es, una delicia. La señora Lirriper es una viuda que regenta una pensión en Londres. Nunca llegas a saber si es una usurera o no, lo que si concluyes, con el entramado de sus cuentos relatados por huéspedes varios, es que tiene un enorme y polifacético corazón. Es terriblemente sencilla en sus planteamientos, pero no duda en hacer el bien cuando es necesario. Algo semejante a lo que hacían los miembros del Club Pickwick. Todo muy Dickensiano. Debido a un desgraciado acontecimiento, acaba haciéndose cargo de un niño al que cría con auténtico amor maternal y al que educa sin escatimar un penique. El chico corresponde ese amor y cierra la novela con una reflexión magistral, una mezcla de candor infantil y madurez absolutamente conmovedora. No hace falta colonizar Plutón, en los sentimientos más puros está la clave para afrontar cualquier hazaña. Obviamente a la Señora Lirriper no la llevarían en una nave espacial a ningún lugar del Universo, este tipo de personas no mediocres, ni ladinas y con sentimientos puros, no interesan a nadie y tampoco conviene que compartan sus puntos de vista. Es necesario seguir esparciendo frases huecas por el Universo.

He llorado al conocer la triste vida de Dominique, un niño de acogida asesinado por la pareja de su padre adoptivo en Elda. Y por una extraña asociación de ideas, reflexionaba sobre la Señora Lirriper y su generosidad, que está visto sólo puede existir en la ficción. Tendemos a producir frases grandilocuentes, damos protagonismo a políticos de cualquier ideología que quieren salvar el país bajo estrategias propias de Frankenstein, aglutinando carne muerta y dilapidando ingentes recursos. Pero no protegemos al indefenso, al que no tiene nada, al que no necesita nada, sólo cariño. No, por favor, hay que hacer una plataforma ya en contra de la expansión terrícola por el Universo. Tenemos que buscar y encontrar a Señoras Lirriper, cuidarlas y que nos cuiden, o estaremos perdidos y con rumbo a Plutón.

Leed mucho.
M.