jueves, 29 de octubre de 2015

El mundo literario de Agatha Christie.


Estoy sorprendida, para bien, lo cual es raro si pienso en mi vida cotidiana.  Normalmente lo que me rodea es tan absurdo y mediocre que tengo que hacer como que no me doy cuenta, para no caer en la desesperación existencial.
Explicaros por qué todo me parece un espanto, excede por completo de mi modesta actividad de escritora de reseñas, así que le cedo la palabra a Peter Handke, leed su entrevista en ‘El País’ el 23 de Octubre. Y todo quedará claro como el agua.

Vuelvo a las sorpresas agradables. Queridos… ¡Hay gente que me lee! Tanto en mi Blog como en el periódico digital ‘Guay del Paraguay’. Este pequeño triunfo me hace enormemente feliz, incluso cuando recibo mails con comentarios negativos sobre lo que opino de los libros que leo. Algunos me decís sin paños calientes que no os gusta como he enfocado el tema, o que el libro que recomiendo es un tostón. ¡Qué bien! De verdad, os lo agradezco. Lo digo sin ironía. ¡Gracias! 

Para demostrar mi agradecimiento, quiero dedicar un espacio a las novelas de misterio de Agatha Christie. Ya sé (listillos) que estaréis pensando qué tiene que ver una cosa con la otra. Pues tiene que ver, y mucho. He recibido mensajes criticando mi selección de libros. Sobre todo los dos últimos, que si son complicados de encontrar, largos, sesudos, enoooooormes para llevarlos en el bolso o en la mano, que enlazo muchos temas en las reseñas que desenfocan el mensaje fundamental… En fin, veo que tengo que haceros caso, ya que me leéis. Por ello me he preguntado, ¿qué libros son pequeños y se pueden llevar a todas partes? Títulos que enganchan, costumbristas y previsibles, siendo al mismo tiempo una delicia. Que no hacen referencia nada, pero no que son la bazofia de libros de misterio que publican ahora, que proliferan como la espuma y que yo califico como ‘literatura de la mala’. ¡Exacto! Agatha. ¡Qué maravillosa mujer! 

Con Agatha Christie yo comencé a encontrar en la lectura una forma de evasión del mundo real. No fue Goethe, ni Cervantes, ni Tolstoi. Fue esta escritora de tramas policiacas la que consiguió que no oyera el ruido alrededor. No debe resultar sorprendente.

Me he dado cuenta, al cumplir años, que las personas mienten. Mienten cuando hablan de su cotidianidad, de sus aventuras, de sus inicios en la vida. Hay dos mundos paralelos, el real y el que inventamos. En función de la aceptación del mundo el real, el inventado será más exiguo. Pero en mayor o menor medida, con mayor o menor tendencia a hacer volar la imaginación, todos mentimos. Digo esto porque, cuando a un escritor le dan un premio, siempre dice que sus maestros son Cervantes y Tolstoi (el primero inventó la novela, el segundo la perfeccionó). Esta referencia es imprescindible en todo discurso de agradecimiento tras la concesión del galardón literario y sitúa al escritor en un mundo inventado, en el de las ideas y los sueños. Donde necesariamente debe estar. Porque no es malo estar y vivir entre las brumas de la irrealidad. Por favor, es importante que tengáis esto presente, es la llave de la felicidad.

Pero, como creo que ha quedado claro, muy pocos han leído realmente 'El Quijote' con diez años. Pero creer su embuste es compartir su camino hacia el país de los cuentos.  

Me disperso y me pierdo en el mundo de los cuentos. Tengo que convenceros para que leáis novelas policiacas sin parar, en el tren, en el metro, en un parque... Vamos a ello.

Pensad en un grupo de personas inglesas muy inteligentes. Si hay algún extranjero, sobre todo si es del sur de Europa o sudamericano, es un sinvergüenza, estúpido, falto de toda ética y poco conocedor de las normas de conducta británicas. Durante toda la novela - si hay alguien que cumple estas características -  se erige como principal sospechoso. Al final, nunca es él o ella, pero no porque a Agatha no lo hubiera pensado o querido, es porque su racismo hubiera sido políticamente incorrecto. Total que entre unas cosas y otras, el asesino es quien menos esperas.

Las tramas son más simples de lo que pudiera parecer, pero llegado un momento - el clímax de la novela - lo imposible de cualquier solución al misterio, hace que devorar las páginas se convierta en una necesidad vital.

Sólo una mente brillante puede llegara al meollo de la cuestión. En el caso del 'Asesinato en el Orient Express', al igual que en otras novelas, este portento de inteligencia es un detective belga. Si hay que hacer una concesión y reconocer que, de vez en cuando, un extranjero no es tan tonto; mejor que éste hable francés. Para un inglés, dado que es incapaz de aprender ningún idioma, soltar alguna palabrilla en francés en medio de una conversación es el colmo del refinamiento.

Nadie mejor que Agatha Christie ha puesto de manifiesto que, en la conquista del mundo, los británicos se han llevado el primer premio. Y eso, para mí, es un punto a su favor. Odio lo políticamente correcto, huir de lo que piensas y eres, es una forma burda de mediocridad. De ahí mi insistencia de que los mundos inventados son la clave de la felicidad. No hay que engañarse, sólo huir de la realidad.

Me alargo demasiado y no cumplo mi objetivo. Por favor, leed novelas de misterio de esta magnífica creadora de tramas imposibles. Perdonadle sus faltas, su misoginia (lo es, creedme), su racismo… Porque es ante todo una persona que intentó por todos los medios inducirnos a no escuchar el ruido de fondo.

Algún día os hablaré de un libro de arqueología…

Gracias por leerme.





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