sábado, 1 de diciembre de 2018

Sigo entre Mesopotamia y Castilla, y va para largo...


Obsesión es poco. Vivo inmersa entre las arenas de Mesopotamia y la desgraciada vida de Juana I de Castilla. Nada tiene que ver una cosa con la otra, pero creo que - al igual que en los casos de manía persecutoria - estoy aquejada de esta paranoia mental y es un no parar. Desde que vi la Exposición de Asurbanipal en el British Museum no ceso de buscar libros sobre Sumeria, Acadia, Babilonia, Asiria... Y en definitiva sobre todas las civilizaciones que se desarrollaron en Mesopotamia (lo que ahora es Irak) desde unos 6000 aC. Hasta he leído el libro de Agatha Christie, ''Ven y dime como vives'', que narra sus peripecias cuando acompañaba a su segundo marido, el arqueólogo Max Mallowan. Este libro es interesantísimo, describe la vida de los ingleses en Oriente Medio durante el periodo de entreguerras, destila un clasismo/racismo tan profundo que sólo es justificable que siga en circulación, sin que se haya alzado ninguna voz crítica, por el hecho de que muy poca gente se lo ha leído, o lo hubieran prohibido, al menos ahora en el siglo XXI. Pero afortunadamente como a los ingleses se les perdona todo y tienen esa extraña superioridad moral, el libro aun se puede comprar y leer sin problemas. Quitando estos pequeños defectillos racistas, el libro es una delicia, describe un mundo olvidado, una realidad que se perfila como un cuento lejano, cuyos protagonistas conforman un mosaico de novela entre fantástica e histórica.




Lo de Juana de Castilla viene de lejos, afirmo categóricamente que no existe mujer más digna de ser venerada en los altares de la historia que ella. No estoy dispuesta a ceder ni un ápice respecto a este particular. Es una lástima que las feministas en activo desconozcan la historia de personas así, que no se hayan molestado en investigar la realidad de muchas mujeres que - viviendo en épocas en las que no significábamos nada - se labraron un respeto e influyeron decisivamente en los avatares de todos nosotros. Imagino que al ser reina (ahora se lleva lo de la República muchísimo) no consideran que haya que dedicarle ni medio pensamiento, una pena. Unos de los desastres del cientifismo y el progreso, hay muchos, es que denostamos el pasado como algo que, lejos de aportarnos, nos causa mofa y risa. Soy consciente de que - en mayor o menor medida - el ser humano siempre ha mirado con superioridad a sus ancestros y no ha acabado de comprender su realidad, pero lo de ahora es destructivo, no para los que vivieron hace 500 años, a ellos ya les da igual, más bien nos aniquila a nosotros, por ignorantes y ridículos.


¿Con qué armas puede luchar una mujer del siglo XVI que es prisionera de las ambiciones ajenas? Verse arrastrado/a por los deseos inconmensurables de otros es terrible. ¿Conocemos bien la influencia que tuvieron los pueblos mesopotámicos en nuestra evolución/historia? Estas dos preguntas inconexas ocupan gran parte de mis pensamientos de tipo culto. Desgraciadamente un porcentaje pequeño comparado al resto de idioteces que pasan por mi cabeza a lo largo del día, al tener que ocupar mis neuronas en aupar ambiciones ajenas, cuyos destinos me importan un bledo. Pero - por alguna extraña y perversa razón - nos dejamos arrastrar por los destinos de otros. Llámese cobardía, desidia, incapacidad, renuncia o simplemente porque desde tiempo inmemorial, millones de años, lo único que perdura son frases comunes sin sustrato, pero que nos reconducen justo por donde no queremos ir.

Asurbanipal no quería ser rey, ni estaba preparado para ello, pero acabó siendo rey de Asiria. Como todo verso suelto dio más protagonismo a aquello que era ajeno a lo que se esperaba de él. Potenció la cultura, dando esplendor a la Biblioteca de Nínive, y la historia lo barrió. No podía suceder de otra forma.

Juana, en su condición de mujer no primogénita, tenía como cometido ser moneda de cambio y afianzadora de alianzas con otros Estados Europeos. Castilla, aunque poderosa tras el Descubrimiento de América, no dejaba de ser una región periférica. Al ser Francia entonces (y lo siguió siendo) nuestro enemigo más encarnizado, la casaron con el hijo del Emperador del Sacro Imperio, para desequilibrar la balanza francesa desde Flandes. Al final acabó siendo reina de Castilla, pero su rebeldía y la lucha de otros por anularla y falsear su estela, nos condenó a lidiar en guerras en las que nada se nos perdía, a luchar contra mil enemigos (todos los Estados Europeos), cuando nuestro mundo estaba al otro lado del Atlántico. Y como desastre final, se consolidó una dinastía francesa en el trono de España. Y todo porque otras lumbreras de su tiempo lucharon contra ella, con un verso suelto. De esos que constantemente se esfuman en el humo de las ambiciones mezquinas.

Llegada de Juana de Castilla a Flandes (1497)


Cada una de las acciones de Juana ha sido presentada a la historia como ejemplo de sus desvaríos. No creo que lo fueran. No sé como se gestan estas cosas, pero todos los que no acatan las órdenes del régimen establecido acaban presentando una semblanza totalmente alejada de la verdad a los ojos de la historia. Es como una maldición bíblica. Nunca hay que apartarse del camino.

Cuando era pequeña y veía a alguien triunfar en cualquier disciplina, achacaba su éxito a su valía personal, ahora no lo tengo tan claro. La fórmula del éxito es una mezcla de suerte, obediencia e hipocresía que no siempre encumbra a los más válidos. Otro matiz muy obvio es que las personas verdaderamente inteligentes, son humildes. Vemos - por ejemplo - a Letizia, la reina de España, como un ejemplo de mujer independiente y trabajadora, pero anulamos e ignoramos a Juana de Castilla, cuando realmente Letizia carece de valor como persona digna de elogio, adolece de audacia y humildad. Es un ejemplo en el que la ambición extrema y la manipulación obediente alcanza sus cotas más elevadas.

Letizia no es un ejemplo aislado, cualquier mujer u hombre que abandera las causas manidas en un mundo de abundancia sirve igualmente, la reina es quizás el ejemplo más obvio. Pero hay millones. Cualquier persona que nace en el primer mundo y se aferra frases grandilocuentes redactadas para el acomodo de las mentes más simples, no es sino una herramienta al servicio de la evolución más estúpida de la historia. Por eso adoro a Juana de Castilla, porque fue todo lo opuesto a esto. Y por alguna extraña razón la he asociado con Asurbanipal. Sin que nada tengan que ver. Aunque para mí sí. Porque suelo unir en mi cabeza temas dispares y con eso hallo una fórmula mágica para consumar mi propia historia.

Este es quizás uno de los artículos más extraños que he escrito nunca, pero por otra razón inexplicable, ha salido de mi cabeza de una forma completamente espontánea.

Leed mucho.
M.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Asurbanipal, la inevitable Leyenda Negra Española y el Museo del Prado

Hay muchas leyendas negras, algunas formuladas por idiotas que pronuncian las mismas frases machaconamente hasta que sus sentencias, de tanto repetirlas, se convierten en Ley Universal. Un ejemplo: "Todas las piezas del Museo Británico son un robo ilegal de los ingleses”. Sí, es verdad, no podemos negar la evidencia (ellos colocan al lado de cada hurto la fecha en la que se compró, pero no sabemos a quién ni cómo), pero gracias a su latrocinio podemos ver hoy objetos clave que nos ayudan a entender mejor la evolución de la humanidad, y que hubiera sido una tragedia perderlos por culpa de fanáticos e irresponsables. Dejando de lado Egipto, porque habría mucho que matizar en este caso, mi aseveración sobre este particular se centra en los pueblos que se desarrollaron entre los ríos Éufrates y Tigris, desde unos 7000 años aC, lo que ahora es Irak.

Comienzo así para dejar patente que yo admiro profundamente a los británicos y su pragmatismo. No quiero que lo que escriba después pueda llevar a la conclusión de que mis opiniones son otras. Que hayan tergiversado la historia a su conveniencia, ocultando los logros de otros y magnificando los suyos, no resta un ápice su capacidad para dotar de pragmatismo útil cada uno de sus actos. A España le hubiera ido mucho mejor siendo su aliado, y no con nuestra nociva y destructiva monarquía de germen francés.

Vuelvo al Museo Británico, noviembre de 2018, una tarde de domingo, para disfrutar de la exposición sobre Asurbanipal, el último rey de Asiria. Lo sé, así de pronto sí que nos viene algo a la cabeza, pero conocerlo en profundidad, poco. Normal, no hay mucha información sobre él, y además hace décadas que nuestros legisladores decidieron borrar de los planes de estudio las lecciones sobre Sumeria, Acadia, Asiria… Obvio, son la cuna de nuestra civilización, desempeñaron un papel clave en temas como la escritura, la concepción de los dioses, la necesidad de compilar la ley para dar fundamento a las ciudades o la invención de la rueda. Hasta aparecen en la Biblia, con papeles estelares, el propio Asurbanipal aparece en el Libro de Esdras. Es conveniente lapidarlos y con ellos sus libros en piedra con escritura cuneiforme y todo aquello que pudiera ayudar a comprender mejor lo que somos y por qué hemos llegado hasta aquí. 





Por eso, pasear entre las piedras de Nínive 2700 años después de su destrucción ha sido una experiencia digna de ser compartida con aquellos que tenga a bien leerme. Agradezco profudamente a los ingleses su latrocinio y las molestias que se han tomado para recopilar piezas y diseñar un recorrido completamente instructivo sobre un personaje que se molestó en clasificar y archivar todos los conocimientos de la época en una biblioteca de tablillas de arcilla, como reflejo de lo que mucho que cuesta dar forma a los grandes logros y lo fácil que resulta destruirlos. 

¿Quién era Asurbanipal? Dejemos que se presente él mismo.


Soy Asurbanipal, el Gran Rey, el Poderoso Rey,

Rey del Universo, Rey de Asiria, Rey de las Cuatro Regiones del Mundo,
Rey de Reyes, Príncipe sin rival, que al mando de Asur...
Gobierna desde el Mar Superior al Mar Inferior,
Y ha hecho que se sometan a sus pies todos los Príncipes. 
Soy Asurbanipal, Rey del Universo, Rey de Asiria, para el que Asur,
Rey de los Dioses, e Ishtar, Señora de la batalla, han decretado un destino
De heroísmo... El Dios Nergal me hizo emprender toda forma de caza
En la llanura y de acuerdo con mi Placer... Salí...
En la llanura Leones Salvajes, Criaturas Feroces de las Montañas, se alzaron contra mí.


Relieves de Nínive 668-627 aC.

Como hemos visto tantas películas de romanos y egipcios, tenemos en nuestra cabeza la imagen de estos antepasados. Todo es falso, claro, pero da igual, la túnica romana es parte de nuestro día a día, y hasta sigue inspirando a diseñadores de moda. Pero ¿cómo eran los habitantes de lo que ahora es Irak hace 7000 años? Pues hay que interpretar las imágenes y crear nuestro propio universo mental en base a ellas. Eso es exactamente a lo que invita la exposición. 6500 años antes de que naciera Asurbanipal entre los ríos Éufrates y Tigris se gestó una civilización que a lo largo de siglos tuvo diversas Ciudades Estado y se denominaron, aunque de la misma raza y con una lengua troncal casi común, de diversas formas. Los primeros fueron los Sumerios, luego vinieron los Acadios,  más tarde los Babilonios y finalmente los Asirios, a grandes rasgos, hubo otros pueblos e incluso estos mismos volvieron a tener un papel relevante en la zona. Eran bastante hábiles, no les quedaba otra, porque estaban en medio en un entorno muy hostil. Así que entre invento e invento (mencionados ya antes) se dedicaban a destruirse entre sí, de ahí la retahíla de civilizaciones y capitales base, como Babilonia, o Nínive (actual Mosul). Pueblos que se fueron asentando y entre batalla y batalla, cazaban leones y los descuartizaban. Si eran capaces de cortar a trozos un bicho tan duro, hacer pedazos a humanos, era coser y cantar. Si alguien caía en desgracia, pues no solo se le fulminaba a él (descuartizaba) también a su familia, para evitar la venganza. Eran tiempos complejos, qué duda cabe. Las mujeres no pintábamos nada, casi creo - visto lo visto - que era mejor.

Esa es la parte bélica y cruel, la parte amable, la que ayudó a la humanidad a dar pasos de gigante iba por otro cauce. ¡Atentos!! Lograron identificar cinco planetas, así mirando al cielo por la noche. Inventaron la escritura cuneiforme y la lengua sumeria consiguió abrirse paso durante milenios como lengua franca, hito no alcanzado hasta la fecha por ninguna otra. Establecieron los fundamentos del álgebra, y practicaban cirugías con anestesia…. Para alcanzar la inmortalidad, construyeron los famosos Zigurats, templos de forma piramidal, morada de los dioses, que alcanzaron alturas considerables.


Los historiadores no tienen duda, ellos inventaron la escritura, las trepanaciones y el sentimiento de trascendencia a través de edificios de singular construcción. Algo que no es ajeno a nuestra civilización, pensemos en las Catedrales Góticas.

Viendo las tablillas y los relieves de Nínive, me preguntaba como pudo ser Asurbanipal. Lo imaginaba fornido, maquillado (los antiguos lo hacían), con la cabeza rapada y una peluca engrasada, los ojos resaltados en negro y una gran barba negra, con las ideas propias de su tiempo. Ojo a esto último que es muy importante, pensaba como un asirio del siglo VII aC. No se le puede juzgar, es más, a pesar de que cortaba cabezas como un descosido y no tenía piedad con sus enemigos, fue bastante sensible y culto, fue sacerdote, una profesión muy denostada ahora, pero que ofrecía hace 2700 años una cosmovisión no apta para todos los públicos. 

Y un día, Asurbanipal fue borrado del mapa. No se sabe cómo, pero desapareció, y con él, sus tablillas y su saber. Somos efímeros, por más que queramos ensalzarnos, pero eso no justifica la destrucción a la que nos someten los que vienen después de nosotros. No todo puede conservarse, pero tampoco debe aniquilarse ¿Para qué? ¿Qué quedará de nosotros dentro de 3000 años? No somos eternos y no perdurará de nosotros aquello que sea más útil a generaciones venideras, por descuido o a propósito. Por eso - creo - han borrado de nuestras vidas las historia de estos pueblos. Es mejor no saber, es mejor dejar las tablillas de Nínive enterradas para toda la eternidad. 

Sigo defendiendo que gran parte de las desgracias/destrucciones habidas en la Historia se deben al desprecio que siente algunos humanos por nuestra faceta espiritual.

Imbuida en en mi profundo agradecimiento al Reino Unido por brindarme la oportunidad de acercarme a Asiria, visité otro de sus museos, la National Gallery. Me encanta este museo, es uno de mis favoritos. De dimensiones colosales y con una obra que abarca (tanto en diversidad como en cantidad) prácticamente todos los movimientos artísticos habidos en Europa desde la Edad Media hasta nuestros días. Contando, claro está, con los latrocinios correspondientes. Del Prado sustrajeron varias obras, con el beneplácito de Fernando VII y los Borbones (volveré sobre esto), las dos más conocidas, desgarra el corazón verlas allí, son "El retrato de Giovani Arnolfini y su esposa" de Jan van Eyck y "La Venus del Espejo" de Diego Velázquez. Cuentan con sus correspondientes cartelas y una fecha de "compra", todo muy inglés. Con ese toque sibilino, típico de la hipocresía protestante. Nos han vendido tanto su civismo que ya no reconocemos cuando se están riendo de nosotros en nuestra propia cara. Y creedme que la National Gallery es un claro ejemplo de lo que ahora afirmo sin rubor. Es un lugar que esparce la Leyenda Negra Española de una forma tan sutil que se extiende por nuestro organismo sin que apenas nos demos cuenta.


Jan van Eyck (1434)


Voy a ilustrarlo, cuando se acusa tan gravemente como yo acabo de hacer, hay que aportar pruebas. 

Todo gran museo es un reclamo para que cuadros y colecciones pequeñas se den a conocer. Tal es el caso de la exposición "From Manet to Cézanne in the Courtauld Gallery", una interesantísma colección de cuadros impresionistas, con piezas relevantes que todos hemos visto en infinidad de libros de arte. Incluye además algún cuadro de Van Gogh. Bien, el 99% de las obras fueron pintadas por pintores franceses, con títulos en francés. Existe un acuerdo no escrito por el cual todas, absolutamente todas las obras, se exponen con su título original, sea el que sea, en el idioma que sea. Debajo en la lengua del país donde se expone y finalmente, en inglés. En esta exposición, y en todos los cuadros de la National Gallery, las cartelas están exclusivamente en inglés. Esto - así a simple vista - puede parecer normal, puesto que es la lengua franca del universo conocido. Pero... ¡Oh cielos! Al abordar las obras de Picasso y Juan Gris.... ¡Tachán! Los títulos anexos a los cuadros están EN FRANCÉS. Atentos porque esto es clave. ¿Por qué no en inglés? Porque es IMPRESCINDIBLE borrar del genio Picasso todo atisbo de España o de lo español. Si leyésemos la cartela del cuadro en inglés junto con ''Spanish Painter", quedaría esto último en nuestro cerebro, hay que despistar sutilmente. Nunca nadie de aquí puede destacar, y si destaca se le da un toque francés y listo.

Soportando este Sambenito llevamos cinco siglos, y sin poder decir ni mu. Porque todo el campo está tan abonado de mentiras y de falsas verdades, que nada puede ya revertir esa tendencia. 

Siempre nos quedará el Museo del Prado, con sus 200 años de gloriosa existencia. Y ahora me toca, para concluir, abordar mi última conclusión - por ahora - sobre la trascendencia y lo mal que nos tratan nuestros descendientes con el objetivo de construir su propia y falsa historia a costa del descrédito de los ausentes. No sé si tenéis en la memoria las falacias que nos han contado sobre los Austrias en España nuestros propios profesores. Su endogamia, su oscurantismo, su superchería, su estupidez, su fanatismo católico, su mala gestión... etc. Pero, ¿sabéis una cosa? Yo - cuando paseo por las salas del Museo del Prado donde cuelgan sus retratos - siento que echo de menos unos monarcas como los Austrias, con sus mandíbulas prominentes y su sentimiento artístico de la vida. Su pasión por el arte, su forma de crear un estado, su conciencia de llaneza y su sentimiento castellano.

Fueron los Austrias los que nos elevaron a los cielos, los que dieron fundamento al Prado, cada una de sus salas tienen parte de su espíritu. Ese que los Borbones, siguiendo las enseñanzas de nuestro enemigos del norte, se preocuparon de borrar y manchar, acrecentando la Leyenda Negra de España y regalando cuadros del Museo al primero que pasara, porque JAMÁS tuvieron una conciencia clara de lo que era España y su mundo. Y nos borraron, igual que la historia borró a Asurbanipal, y lo revistió de una capa de violencia y crueldad. Porque la historia se reescribe al gusto de los que quedan, y estos, no siempre son mejores que los que se fueron.

Sacad vuestras propias conclusiones y observad los pequeños detalles.
M.


jueves, 15 de noviembre de 2018

Auschwitz-Birkenau y Eduardo Mendoza

Hace un par de tardes decidí visitar la exposición sobre Auschwitz-Birkenau, la máquina más perfecta de masacrar seres humanos sin piedad a pleno funcionamiento y con eficacia e ingeniería alemana. Precisión, xenofobia y fanatismo al servicio del mal. Un cocktail molotov que se llevó por delante a millones de seres humanos sin ningún tipo de compasión. Pero recordemos, la Inquisición Española fue letal, pero sobre el Holocausto es mejor no hablar, si lo sacas a relucir delante de un alemán o en Alemania, se produce un silencio incómodo. Vivir para ver.




La exposición, que se puede ver hasta febrero de 2019 en las salas de exposiciones del Canal de Isabel II en Madrid, no es escatológica ni indaga de forma sensacionalista sobre los despojos humanos que - privados de su dignidad - caminaban como espectros entre barracones a la espera de ser gaseados y quemados en grandes crematorios construidos a tal fin. Antes de entrar en el crematorio, les arrancaban los dientes de oro a cuajo…. Mmmmm. Según los germanos, los pueblos del sur somos unos bárbaros. Deben hacerse ver esos traumas con toques de delirio tan tan preocupantes.


Como decía, no hay fotos espantosas, tampoco te invitan a meterte en un barracón mal ventilado junto con otros visitantes. Te ayudan a “entender” lo que paso con un recorrido visual y gráfico de los hechos más relevantes que inspiraron a los jerarcas nazis, y por extensión a todo el pueblo alemán. Si al comienzo de los delirios de Hitler, sus coetáneos se hubiesen reído de él, la cosa no hubiera llegado a más, pero ¡qué va! estaban más allá de encantados, tan fantástico les parecía el plan, que los austriacos no dudaron en unirse y así esparcir tan maravillosos principios por todo el mundo. Aunque en realidad no eran principios, era EL PRINCIPIO y el final de todo, a saber, que el pueblo germánico siempre tiene que estar por encima y dominar el cotarro. Otro orden social es imposible.


Pobres, iban de chasco en chasco. Otros países inferiores, como España, habían tenido un IMPERIO, ese soñado nirvana al que todo alemán aspira. El suyo había existido, sí, pero se autoliquidó en la Primera Guerra Mundial, pero – lejos de culparse a sí mismos – pensaron que lo mejor era distraer la atención y focalizar las iras de la gente de a pie hacia otros grupos "inferiores". En eso acertaron, porque si nos comparamos con cualquier otro individuo que nos rodea, y decidimos que lo nuestro es lo mejor, los grupos de seres inferiores nacen como setas cuando llueve y hace calor. El tema es que a Hitler, nadie le caía tan mal como los judíos, los gitanos, los homosexuales y los Testigos de Jehova, con eso ya tenía para empezar, como iba a ganar la guerra (eso pensaba él, claro) podía inventar nuevos sub-hombres más tarde, hasta crear una raza ideal, divina de la muerte. Sorprendente, porque Adolf era más feo que picio y además – según dicen – le faltaba un testículo. No se sometió a los tratamientos de sus médicos sanguinarios, como el doctor Mengele, para implantarse uno nuevo. Debió darle miedo, no me extraña, Mengele asustaba nada más verlo, tenía hasta unos dientes feos y era como orondo/deforme, pero como se unió a los que arrancaban ojos a cuajo, pues no le fue mal.


IMPORTANTÍSIMO, si veis que la cosa se pone fea en un conflicto global, uniros a los malos enseguida. A los que arrancan dientes y ojos, lo sé, es desagradable, pero la otra opción es acabar en el crematorio, y no sé yo si apetece mucho. Si cambian las tornas, huis rápidamente a la selva de Brasil, y a lo mejor no os encuentran y perecéis de muerte natural y/o vejez.


Muchos de los nazis más malos acabaron ejecutados tras los Juicios de Núremberg, otros escaparon, pero los daños estaban hechos, Europa no ha sido nunca más lo que fue y todavía hoy sentimos los efectos de tanto iluminado al timón.


Pero da igual, nada hemos aprendido, básicamente porque no queremos. Ya nos avisan nada más comenzar el recorrido: 

Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla.

George Santayana.


Afortunadamente la iluminación de los dirigentes mundiales ha cambiado. Ahora se dedican a inventar mundos ideales, de pitiminí. Paraísos llenos de flores que guardaremos en cestitas, donde reposarán mariposas de colores. Andaremos descalzos sobre el césped. No habrá dinero, ni mujeres maltratadas, ni jefes déspotas, ni políticos corruptos, ni niños con moscas en la tripa, ni enfermedad, ni crueldad, la felicidad será plena… En realidad esto no lo veremos NUNCA JAMÁS, ni en sueños, ni con realidad virtual, bueno, así tal vez sí.

Nos cuesta reconocer que la realidad es esta, la del opresor y el oprimido de Auschwitz. No creáis otra cosa, sería dejaros timar con argumentos de sargento chusquero.

La visita a la exposición me ha pillado leyendo el último libro de Eduardo Mendoza, "El Rey recibe’’, y no me ha quedado más remedio que unir ambas cosas, todo acaba teniendo relación, o yo se la veo al ser especialista en el Arte de la Dispersión Mental. Lo que vulgarmente se conoce como ir dando tumbos por el mundo sin criterio alguno.


Rufo Batalla - el protagonista de ''El rey recibe'' - sigue la misma línea de humor y esperpento ya habitual en Mendoza, no hay otra para soportar la realidad, la que crean los seres vivos que pueblan la Tierra aquí y ahora. Ya empezáis a ver que guarda mucha relación la Exposición de Auschwitz con este libro. El protagonista no es de los que se engaña, tampoco lo hace el autor, para masticar el pastel de lo absurdo hay que hacer hueco a carcajadas de ironía.

Me preguntaba como describiría Mendoza semejantes situaciones extremas. Decir que "con humor y sorna" me parece algo simple, falto de rigor y sensibilidad, pero sí que creo que conseguiría algo portentoso, ridiculizar al tonto, siguiendo la máxima de que no hay nada más peligroso que un tonto motivado. ¿Por qué creo esto? Bueno, ver a Eduardo Mendoza en entrevistas llama poderosamente la atención, es un tipo tímido, con casi ninguna chispa y convencido que todos los ciclos de su vida tocan a su fin. Su hablar es pausado y algo ambiguo, y nunca tienes la sensación de conectar con él, ni tan siquiera acariciar sus fantasías. Si acabases de llegar a la tierra, como el compañero de Gurb, y lo escuchases en televisión, jamás comprarías una novela suya, porque ya de antemano la considerarías soporífera. 

Pero es una trampa, hay que escucharle bien. Cuando la conversación alcanza su punto más bajo, lo eleva al cielo de una forma imperceptible, simplemente contando una historia real, esperpéntica, pero cierta. Como la vida misma. ''Me llamaban sin cesar para que fuese a un acto, al haberme sido concedido el Cervantes, y yo no entendía la razón. Hasta que la señorita que tan insistentemente me llamaba, me explicó amablemente que era el único de los premiados que no estaba en silla de ruedas o en un estado lamentable, lo cual me dio que pensar...''


Mendoza en estado puro, hasta de los espectáculos más descarnados y reales que presenta la realidad, hay que saber reírse. Pero la risa de Mendoza no es simplona, es el arte de llevar al extremo la descripción del imbécil, del tonto de haba que cree desempeñar un papel clave en la trama del Universo del que sólo es una nada minúscula. Y cuando lo lees sientes una mezcla de lástima y de risa tremendamente estimulante. No es fácil conseguirlo.


¿Debemos sentir lástima de nosotros mismos? Tal vez sí. Aunque lo más probable es que sólo nos quede el recurso de la risa y los cuentos. Me viene a la cabeza la película 'La vida es bella' de Roberto Benigni, esa capacidad que tienen algunos seres humanos de pintar hadas entre los despojos corporales y la más terrible de las constataciones, que no hay más remedio que aceptar lo terribles que somos. Por favor, no hagáis caso de quien diga lo contrario, la magia y el disfrute de la vida se construye sobre los cimientos de la crudeza.

Por eso Mendoza es un genio, debemos comenzar a reconstruirnos escuchando y asimilando nuestra realidad.

Todo el mundo descubre, tarde o temprano, que la felicidad perfecta no es posible, pero pocos hay que se detengan en la consideración opuesta de que lo mismo ocurre con la infelicidad perfecta.
Primo Levi "Si esto es un hombre" (1947)

Leed mucho.
M.







lunes, 24 de septiembre de 2018

La semilla de la bruja... Los premios y las reseñas.. Y otros temas que ya se me irán ocurriendo.

Hace unos meses comencé un nuevo episodio en mi modesta tarea de crítica literaria y de arte (el título me lo he otorgado yo, a falta de personas físicas o jurídicas que lo hagan), la de destripadora de los críticos...

Esta nueva fase de mi experiencia bloggera me está reportando innumerables momentos felices, primero porque en virtud de esta faceta me expreso como yo soy de forma espontánea, lo cual es genial porque me activa la hormona de la felicidad sin pretenderlo. Segundo, porque demuestro que cuando me expreso sin tapujos ni maquillajes, denunciando lo absurdo del entorno, acabo teniendo razón. ¡Y pensar que hay gente que mira en una bola de cristal!

No sé, tal vez debería dar un paso más y predecir el futuro analizando la yema del huevo, como hacía el extraterrestre que buscaba a Gurb desesperadamente por Barcelona.

Siendo honesta, y sin huevos de por medio, hay desenlaces que se ven con antelación. Ya grité desde esta tribuna - por ejemplo -  que la representación de Monte Olimpo era una basura incompresible, y que no entendía como había personas que soportaban 24 horas semejante espanto. Y resulta que mi punto de vista era el correcto, por coherente más que nada. El espectáculo ha pasado de ser la pera limonera, a ser criticado como malo malísimo porque su director  es un acosador y un sinvergüenza. Eso se veía venir, eso y que se valora todo en función de la carga ideológica que arrastra, si se critica a los dioses y a la religión, automáticamente es lo más. Pero si hay acoso, aunque sea infundado (recordemos que todos somos inocentes hasta que se demuestra lo contrario) ya el autor no está legitimado para criticar a la sociedad, y la obra pasa a la categoría de ''castaña pilonga''

Abarcar toda las tipologías de estupidez humana es imposible, porque - al igual que en Universo - están en continua expansión. Por ello se hace imprescindible inventar premios y rankings de todo tipo. Esto lo hemos copiado a los estadounidenses, que son los maestros en vender humo tóxico. ¿Qué tienen que ver los premios con la estupidez? Todo, todo absolutamente, son dos caras de la misma moneda. 

Como soy una fanática de la Edad Media, a la que tanto le debemos, intentaré explicar esta idea valiéndome de un modelo social enteramente medieval. Imaginemos un gremio de escultores en piedra de una catedral gótica, en el que hay un maestro conocedor de todos los secretos del oficio y que lo transmite día tras día a los aprendices. Éstos, que son analfabetos casi seguro, aprenden a expresarse y a influir en sus vecinos inventando lenguajes secretos más o menos esotéricos, estableciendo un sistema de recompensa basado en promociones y premios que sirven para hacer creer a los demás que lo que hacen es importantísimo, más de lo que quizás sea, porque la importancia de las cosas se mide en función de las necesidades de cada momento de la historia. Es simplicísimo. A un pobre campesino le importaba un bledo que una gárgola de la Catedral de León llevase un gorro frigio, si no tenía que llevarse a la boca. Pero a los canteros, semejantes necesidades del prójimo les traían al fresco, y se empeñaban en ser pequeños diosecillos que creaban magia en la piedra y - estoy completamente segura - organizaban comilonas para premiarse unos a otros y así clavar puñaladas traperas a otros compañeros con las mismas armas que se han usado siempre, las influencias, el dinero y el sexo.

Estas pautas de comportamiento son iguales ahora. No han cambiado nada. De ahí mi aseveración de que la Edad Media nos ha dado más de lo que pensamos y de que el ser humano vende humo, por más que queramos disfrazarlo de trascendente o fundamental. Todo depende del valor subjetivo que demos a obras, trabajos, pensamientos... Vivimos en una nube de mentiras sin fin.


Cada día, en mi trabajo, veo publicados en la intranet las decenas de eventos a los que van siempre los mismos y en los que se premian a los mismos. Es una especie de endogamia enfermiza y mareante, que no aporta realmente nada. Normalmente monopolizada por una élite excluyente que tiene gran poder sobre los medios y sobre los humanos que están a su cargo. Estos últimos han sido debidamente adiestrados para no darse cuenta de las mentiras que cuentan, y así se va inflando el globo, hasta que explota. No hay otra explicación para la crisis ¿pasada? y para las que vendrán. No es una crisis de deuda, ni inmobiliaria ni nada, es una crisis de humo a la venta.


Esto se puede extrapolar al mundo de la política. Los que piensan por nosotros y promulgan leyes absurdas, están muy ocupados para estudiar. ¿Alguien en su sano juicio puede realmente pensar que un líder de la oposición, ascendido a presidente del gobierno, una ministra o una presidenta de Comunidad Autónoma tienen tiempo para documentar y escribir un Master? Si realmente ha llegado a creerlo posible, es que nunca ha abordado el dominio de ninguna disciplina, ni la de jugar a las canicas en el parque.


Que les otorguen un premio es seguro, a los que tienen el Master y a los que, leyendo el currículum de estos iluminados, creyeron a pies juntillas que era cierta cada línea. Se premia al que miente y al que se cree la mentira, llevamos siglos así. El problema lo tiene quien no se traga nada de esto y se convierte en un paria y en un marginado. Si no trabajas y vives del cuento, es triste, pero al menos no te roban nada, más bien el sistema te da. Pero si - como es mi caso y el de cientos de miles de personas, encima te roban - sin que puedas rechistar - más de la mitad de tu sueldo (=esfuerzo), eres un paria por partida doble y un pringado de tomo y lomo. Un idiota, un anormal y seguramente te irá mal, por tonto. ¡Uf! Madre mía... ¡Cómo me he desahogado! Ni yoga ni nada, esto es la pera. Muy recomendable.

Yo iba a hablar de un libro de Margaret Atwood, me he vuelto a dispersar, no tengo remedio, pero es que la actualidad me absorbe más de lo que quisiera.





Mi primera aproximación a Atwood fue "El Asesino Ciego’’, que me encantó. Es audaz, agil, con un argumento bien planteado y resuelto con solvencia, toque de misterio incluido. Luego fue un no parar, “Alias Grace” y "El cuento de la criada’’ fueron los siguientes y ya…. ¡parón total! Pero con un recuerdo tan bueno que este verano, cuando trasteaba en una librería y encontré el nombre de Margaret escrito en letras rojas junto a un ojo maligno de bruja que todo lo ve, no me lo pensé, y decidí probar suerte.

Existen una obsesión cansina y repetitiva en los angloparlantes, Willam Shakespeare. De él emana toda la literatura mundial, el presente y el pasado, la luz que nos ilumina. No exagero, por favor, intentad recordar alguna película americana en la que haya alumnos y profesores, de cualquier tipo y condición, que no acabe tocando el tema de las obras de teatro de este individuo. No le quito mérito, y hasta me cae simpático, era - además de católico en tiempos convulsos -  un vividor con bastante empatía con lo que le rodeaba. De esto a que haya pasado a la historia como un "influencer" me parece demasiado.

Como no podía ser de otra manera hay UN PREMIO, otorgado por la editorial Hogarth, fundada por Virginia Wolf en 1917, que insta a los participantes a  transformar y/o reinterpretar alguna de las obras de Shakespeare. ¡Qué pesadez, dios de mi vida! Pero aun así - leyendo la sinopsis y siendo una rendida admiradora de Atwood - el planteamiento me resultó atractivo.

La obra Shakesperiana a transformar era... ¡Tachún, tachún! La Tempestad. (Importante: leed el argumento de obra antes de abordar el libro, ayuda bastante). El comienzo está genial, todo muy canadiense, un tipo (Félix) que organiza el festival de teatro de una localidad de nombre inventado, planteando ideas nuevas, totalmente volcado en su trabajo, tras dejar atrás un pasado de renuncias y pérdidas. Como era de esperar, otros se aprovecharán de su trabajo, tergiversando todo y empujando a este pobre hombre a vivir una vida de retiro tortuoso, en medio de los fríos que aquellas tierras ofrecen a sus habitantes.

Hasta ahí, fenomenal, todo muy esperable y con una prosa muy amena. Ya vas viendo que Próspero (el protagonista de La Tempestad) se asemeja muchísimo a este pobre diablo, que también tiene una hija que se llama Miranda... (He descubierto en este libro por qué hay tantas mujeres en América que se llaman así, a mi me parece un nombre espantoso, dicho sea de paso).


Miranda --- The Tempest (1916)



La segunda parte de la obra se sume en un fangoso y previsible argumento. Y pienso, si a esta mujer le han dado el premio sobre Shakespeare, porque se lo dieron... ¿Cómo eran las demás novelas que se presentaron? Por lo que, DESDE YA, me reafirmo en mi idea de que los premios son endogámicos y están totalmente podridos por dentro. 


El fárrago de la segunda parte describe la venganza de Félix, y cómo hunde en la miseria a todos sus enemigos, valiéndose de la desinteresada ayuda de los presos a los que imparte clases de teatro. Todo muy de Hollywood, muy poco creíble, más parece una serie tipo 'El barco del amor', conocido en España como..... ¡Vacaciones en el mar!

Como libro de autoayuda, genial, con la moraleja de 'los buenos siempre ganan y los malos acaban pagando', pero todos sabemos que eso NUNCA se cumple. Básicamente porque el concepto de bueno/malo es muy difuso. En fin, que es como lo de los premios, un mundo extraño, muy corrupto y con pocas ideas claras. Una lástima. Por ejemplo, las críticas que he leído sobre este libro son todas buenísimas, pero si yo tuviera que quemarlo, pues no me daría pena.

Un ejemplo más de lo sobrevalorado que está el mundo anglosajón.
Eso sí, leed mucho y sacad vuestras propias conclusiones. 
M.

Por cierto, Margaret Atwood es una gran escritora, aunque este libro no me haya gustado mucho.

Cuando eres joven, crees que todo es posible. Te mueves en el presente, jugando con el tiempo como si fuera un juguete a tu disposición. Piensas que puedes deshacerte de cosas y personas, y aun no sabes bien que tienen la mala costumbre de volver
Margaret Atwood










domingo, 16 de septiembre de 2018

Monet y Boudin en la playa del Museo Thyssen de Madrid

A principios de Junio - el tiempo pasa muy deprisa - asistí a la inauguración de la exposición del Museo Thyssen-Bornemisza sobre la amistad pictórica de dos pintores franceses, Monet y Boudin. Y - tengo que decirlo o reviento -  en compañía del mismísimo Borja Thyssen. Sí, lo sé, no debería leer tanto el ¡Hola! y centrarme más en aspectos de mayor calado y trascendencia en la mente humana, pero no puedo. A mi las sagas familiares en las que se lanzan cuchillos y aparecen nueras brujas e hijos ilegítimos, me atraen muchísimo. Lo que me aburre son las conversaciones de chalets adosados y niños listísimos que montan en un monovolumen cada mañana. 



Borja, ese hombretón de gimnasio, me causó una impresión excepcional. Completamente pulido por tutores y asesores, deja entrever un sincero interés por mejorar y una personalidad sin dobleces. Pero el dinero atrae moscas con lanza, y tener tanto indefectiblemente te convierte en un personaje de novela chusquera, y acabas discutiendo con tu madre y enzarzándote en disputas comandadas por abogados sin escrúpulos.

El ¡Hola! y los museos son dos cosas que parecen no tener conexión, pero es falso, aquí si que hay vínculos importantes. Las celebrities acuden a museos donde se inauguran exposiciones para salir en la citada revista. Algunos son los dueños del museo donde tiene lugar la exposición, otros son los que prestan las obras, otros los directivos de las empresas patrocinadoras del evento, y - por último - aparecen las animadoras profesionales, que viven de lucir el palmito. Cada uno, en este mundo global, se gana la vida como buenamente puede.

Es importante, no obstante, aprovechar estos eventos para tomar buena nota de cómo funciona el mundo y depurar lo que es falso y de pega (prácticamente todo) y lo que es auténtico, en este caso concreto la obra pictórica reunida para la exposición. Yo aquí, desde esta modesta tribuna, pincelaré lo que para mi es relevante.

La pintura del siglo XIX y XX, abanderada básicamente por pintores franceses, no es uno de mis fuertes. Me fascina tanto la pintura gótica y barroca, que no he logrado todavía sumergirme y ampliar mis conocimientos en lo que se refiere a épocas más recientes, cuando el pintor trasciende de la realidad y decide dar a la obra de arte su toque personal, su visión del mundo. Lejos ya - muy lejos - de los enlatados temas academicistas, típicos de épocas anteriores. Entonces los maestros marcaban el camino a seguir y, más tarde, cuando las ciudades se hicieron centro de poder y cultura, los gremios y academias de arte.

Es muy importante olvidar nuestra cultura de abundancia, donde puedes delirar e innovar en cientos de lienzos comprados a precios ridículos en una gran superficie. Pensemos - por ejemplo - en el siglo XV, un comitente encargaba una obra, algo que se pensaba y se cuidaba hasta el último detalle. Se buscaba el soporte más conveniente, el tema, el marco, se hacían mil bocetos. Todo lo anterior era tan sumamente caro, que pensar en encargar la obra a un desconocido era implanteable, debía ser un maestro consagrado, que seguía las normas y el gusto imperante. Por eso pintores como El Bosco tienen poca obra.

Esa exquisitez y dedicación a la obra de arte, a pesar de estar encasillada y ofrecer machaconamente los mismos temas, a mi me gusta. El artista era más humilde, después - pensemos en Picasso - se convirtió en un intelectual autoconvencido que desde su paleta salían los trasgos que guiaban a la humanidad. Cézanne es otro ejemplo de este punto de vista. Para cerrar el círculo, aparecen los críticos y las máquinas de rayos-X, que escudriñan y reinterpretan las obras como si - verdaderamente - de cada uno de los pequeños lienzos saliesen las líneas maestras que nos iluminarán, como pequeños "Libros Rojos de Mao".

Por eso cuando veo el cuadro de Juan Sánchez en el  Museo del Prado, me emociono, pero la pintura de Monet, por ejemplo, me deja algo indiferente. Su soberbia me cansa y además es una soberbia muy prolija.



Juan Sánchez
La Crucifixión (hacia 1460) Museo del Prado


Digo prolija porque, como comentaba antes, desde que existe la producción en cadena, un pintor - si así lo estima - puede pintar cien cuadros al día. El caso de Monet es obvio. Simultánea a esta exposición, en la National Gallery de Londres ha tenido lugar otra titulada ''Monet y la Arquitectura'', que - como no podía ser de otra manera si la organiza alguien de habla inglesa - los calificativos han sido estratosféricos, quitan el aliento de lo absurdamente pomposos que son. Adelanto ya que la exposición de Madrid es mejor.


Que haya varias exposiciones del mismo pintor a la vez, demuestra que debió pasarse su vida produciendo lienzos sin parar. Innovando, iluminándonos con su arte y su visión francesa del mundo. Mucho no tuvo que pararse en cada uno, o no le hubiera dado tiempo a dejarnos tal cúmulo de cuadros, que llenan galerías y galerías que - a mi particularmente - no me dicen nada. 

Vayamos por partes, afirmo que la exposición de Madrid es mejor, primero por el contenido, es más audaz, y segundo por el enfoque. Centrarse en la mutua influencia de dos pintores, uno de ellos menos conocido - Boudin -, y mostrar cuadros de temática dispar que configuran una visión global no sólo de Monet, sino también de su aportación al Impresionismo, es más inteligente, más dinámico que exponer una parte concreta de Monet, introducida con calzador en nuestras mentes, y torticeramente dirigida por el comisario de la misma. No creo que pintar casas y paisajes fuese una de las genialidades de este artista. Recordemos que ha pasado a la historia del arte por pintar nenúfares.


Claude Monet
Water Lilies (1914-26)
MoMA. Nueva York


Es cierto que tiene dos series de cuadros muy interesantes, en los que experimenta con la luz que se proyecta sobre edificios, una es de la Catedral de Ruan (1892-95) y otra sobre las Vistas de Londres (1899-1904). Pero en la exposición de la National Gallery no hay una masa de cuadros suficiente para entender esta obsesión de Monet por la luz. Los pocos lienzos expuestos están - además - tan manipulados por las luces que no sabes bien si lo que ves es lo que concibió el pintor o el efecto visual de las luces led.

Tengo que confesar algo importante, la exposición de Madrid la he visto más de veinte veces, y la de Londres sólo una. No obstante creo que mis conclusiones son acertadas, recordad que el arte es algo que comunica e inspira, instantánea y sutilmente, y a mi la exposición de Inglaterra no me transmitió nada. 

Otro de las sorpresas que ofrece el Thyssen es que, si decides no leer - al abordar la obra - el nombre del pintor y lo dejas para después, globalmente llegas a la conclusión de que Boudin era mejor pintor que Monet, y que este último ha sido magnificado y mitificado de una forma algo absurda. Soy algo injusta, pero nos han contado machaconamente que desde el siglo XVII hasta  principios del XX toda la cultura emanaba de Francia y yo, estando en completo desacuerdo, tiendo a ver todo lo que viene de allí y de esos siglos de forma un tanto escéptica y reservada. En el caso que nos ocupa, cualquier pintor contemporáneo español contemporáneo a Monet es INFINITAMENTE mejor que él, Sorolla sin ir más lejos. Fortuny (bastantes años antes) ya había experimentado y mejorado todo lo que - según los francófilos - Monet había creado. Y para que no huela esto a patriotismo gratuito, puedo mencionar a pintores no franceses millones de veces más innovadores, como Whistler, que ya había experimentado con las brumas londinenses, o Modigliani, que creó un universo visual más complejo y enriquecedor. 

Demostración de lo que digo es que, desde que Nueva York se convierte en la capital mundial del arte tras la Primera Guerra Mundial, ningún pintor francés ha ocupado un mínimo espacio en el Olimpo del arte. Lo cual es raro y sorprendente si tanto talento había allí. 

Monet, al igual que otros Impresionistas y post-impresionistas, está magnificado por demás. Hay paisajes en la exposición que no pasarían la criba de un mercadillo ambulante de pueblo. Estoy siendo injusta, y quizás se deba a mi desconocimiento sobre la época y el pintor. Debéis disculparme, pero si di forma a este blog fue para expresar lo que yo siento cuando leo, viajo, o veo exposiciones de museos varios. 

Quizás su protagonismo , como el de tantos otros, esté en algo tan simple como ''follow de money", o lo que es lo mismo, donde está el dinero está todo lo demás, y efectivamente el punto de vista de ¡Hola! sea el correcto, la obra de arte es la cortina invisible que da forma a lo inmediato, que es en definitiva lo único que se posa en nuestra memoria.

Cuando los grandes magnates americanos fijaron sus ojos en la Vieja Europa, decadente y sumida en guerras destructivas que se sucedían sin parar, Francia era el faro que guiaba a las musas, enloquecieron con el Impresionismo, el Post-impresionismo y las Vanguardias de principios del siglo XX. Compraron todo lo que pudieron, el ejemplo es el MoMA de Nueva York, y se apalancaron en ello para liderar el monopolio de la cultura del siglo XX y lo que llevamos del XXI. En su modelo marketiniano de vender cualquier cosa, creo, entra Monet y muchos otros. Después, cuando ellos ya decidían, no era necesario fijarse en Europa, ni en el mundo.

Sólo están ellos. Dando a pintores como Monet un protagonismo irreal. 

Los europeos del siglo XXI no carecemos de talento, es que no tenemos el dinero para venderlo. Por eso prefiero la Edad Media, los sentimientos eran sublimes y puros. Perdidos irremediablemente en la bruma de los siglos. 

Sacad vuestras propias conclusiones, por favor.
M.

jueves, 6 de septiembre de 2018

Gudú, el olvidado...

Lo voy a soltar a bocajarro, nada más comenzar... Odio las novelas de ''El Señor de los Anillos''... NO las soporto, y las películas menos. O no he sabido captar el meollo de la cuestión, o lo único que he sido capaz de retener en mi cerebro ha sido la imagen de un ser deforme que busca un anillo. Ya, lo sé, no he pillado nada... Cuando comento esto de forma casual, me miran como si fuese una pirada, alguien que no ha hecho buen uso de las setas alucinógenas, por lo que suelo callarme prudentemente mi opinión.

Conste que intenté leerlas en inglés, para ver si - por lo menos - aprovechaba el tiempo y memorizaba algún término de las Tierras Medias, pero es peor todavía que en español, por lo que aplaudo públicamente al traductor (Francisco Porrúa) que le ha dado algo de brillo a algo tan horripilante. Estoy siendo muy cruel, pero lo cierto es que las expediciones por montañas, luchando contra guerreros desaseados no ha sido nunca lo mío. Si encima buscan un anillo, menos.

Esto no es óbice para que me interese sobremanera su escritor, J.R.R. Tolkien. No dejo de sentir hacia su desbordante imaginación una sincera admiración. Fue un intelectual y un erudito sobresaliente, y objetivamente no escribe mal, pero es que la temática no me atrae. Para mi adolece de uno de los peores defectos que puede tener un libro (¡ojo que es un apreciación enteramente mía!), está infectado por la dinámica literaria escrita en lengua inglesa, ya ampliamente comentada en este espacio.

La denominaré ''Dinámica Awesome'', consistente en magnificar sin medida ni pudor todo lo escrito en la lengua franca sin discusión, aunque no valga la pena perder el tiempo en leer la primera página. No llegamos a casos tan extremos con Tolkien, pero lo cierto es que nos han bombardeado con estos libros. Si estuviesen escritos en Lituano, hubiesen pasado sin pena ni gloria, y el escritor, o hubiese muerto pobre o purgado por Stalin (las Repúblicas Bálticas se vieron muy castigadas en su momento), pero claro, no es el caso. Y Tolkien, brillante en casi todos los aspectos y lingüista por añadidura, nos introdujo por obra y gracia de la lengua inglesa, en un mundo de lenguajes extraños, personajes mutantes y mágicos y seres buenos que - esto si que no añade sorpresa alguna - buscaban recuperar el equilibrio de la Tierra Media. La Tierra Normal (la nuestra) no la hubieran normalizado nunca, ni con la posesión del anillo. Es lo bueno que tiene inventarse mundos, que la cosas funcionan, producto de la ficción.

Nuestro querido Tolkien multiplicó criaturas sin control, y la ''Dinámica Awesome'' hizo el resto. Por eso, este y otros libros escritos en inglés los manejo y leo con una inconfesable cautela.

En el otro lado de la moneda, hay libros que son más allá de Awesome (en inglés, impresionante, que te deja turulato de lo bueno que es), con mayor uso de la imaginación y la palabra, pero su público es infinitamente más restringido, no porque haya una masa crítica lectora menor, más bien porque no hay ''Dinámica Awesome'', y eso es clave. Si se acompaña con una súper-producción cinematográfica, cualquier obra maestra, por muy superior que sea a este grupo de libros, palidece y se diluye en el lago del olvido. Porque se trata de olvidar, mágicamente, como se olvida al Rey Gudú.


Olvidamos sin pensar, sin ver la magia, la que desborda y azota a este libro de principio a fin, con una pócima de encantamientos y de historias veladas contadas por trasgos y hadas que se esconden en los lagos, pero que no pueden evitar sentir atracción por lo humano, por lo bueno y por lo terriblemente cruel que encerramos, nosotros, los hombres de este planeta. Dentro de un Reino - Olar - ficticio pero tangible, lejano en el tiempo pero que, a cada segundo de la lectura, deja traslucir todo aquello que ya sabemos, pero contado en forma de hechizo...

Gudú, el ¿protagonista? de esta novela, aparece ya muy mediado el libro. Es necesario ubicarlo en el tiempo y en el espacio para así comprender que suma mil encantamientos, junto con la malicia y frustración de aventuras fracasadas y sagas familiares quebradas por la ambición de luchas ajenas. No, no es como todos, porque su madre, Ardid, la verdadera protagonista del libro (necesariamente tenía que ser así, una mujer fuerte e inteligente en la sombra, como lo fue toda la vida la propia escritora, Ana María Matute) ha decidido la vida del futuro rey de Olar, incluso antes de haberlo engendrado. Ha dispuesto privarle del sentimiento del amor, carece de corazón. No puede sentir pero si ambicionar tierras y reinos lejanos sin límite, legendarios y no tanto. Sólo por ser el más grande rey de un mundo en esencia restringido por el tiempo y el espacio, un reino raquítico y anclado en los sueños. La ambición le provoca vértigo constante, pero también desencanto:

''Es extraño que la realización de un deseo provoque un vacío tan grande'''
Olvidado Rey Gudú.


Gudú es cruel, pero no más de lo que cualquier rey medieval pudo haber sido. La vida no valía nada, porque nada podían aspirar a tener ni a sentir la inmensa mayoría de los habitantes de la Tierra (la Media, la Imaginaria o cualquier otra), la subsistencia y la crueldad descarnada son el fresco que contemplas leyendo el libro. Nadie siente ni padece, sólo arrastra miseria. Porque a pesar de existir la religión, ésta no vale para dar respuesta a tan descorazonador mundo... Hasta que aparecen los sueños, arrastrados por niños que juegan bajo árboles mágicos y viajan en el tiempo.

Tolkien arrasa con su imaginación, pero es incapaz de reflexionar sobre algo tan simple como el corazón, el arrancaron a Gudú, para que no pudiera amar, como si sólo en amar - o no - estuviera la raíz de todos los desastres de la humanidad.

''La inteligencia tiene un límite, la tontería y malicia no tienen fondo visible o alcanzable''
Olvidado Rey Gudú.


Gudú no siente lo que los demás parecen sentir. No siente amor hacia su madre, Ardid, que dirige y pone rumbo a un reino en medio de los vientos. Su única misión es conquistar, someter y convertir su reino y su estirpe en legendarios. Pero la ambición extrema y sin corazón mata, aniquila y convierte en infelices a los que rodean a una mente trastornada por la grandeza. Tiene daños colaterales y suele ser consecuencia de una educación escrita por alguien aplastado por ella y consciente de que los sentimientos dulces y la empatía con el mundo son castigados severamente. Por eso Ardid, víctima de crueldades ajenas, arranca a cuajo el corazón de Gudú, que se convierte literalmente en una piedra. Pero olvida, al establecer el conjuro, una matiz básico, que en un determinado momento, amándonos a nosotros mismos, reflexionamos sobre lo absurdo de todo lo que hemos acometido en nuestra vida. Sí, Gudú es capaz de amarse y contemplarse a sí mismo, y luego dejarse dominar por sentimientos humanos profundos y contradictorios...

Lo comprende antes de enfrentarse, ya sin dudas, a su verdadero lugar en el mundo, cuando escucha estupefacto las palabras de un traidor a su causa:

''Sólo conozco dos sentimientos tan fuertes que obliguen a un hombre a traicionar su palabra: el ansia de libertad o el odio. Existe un tercer sentimiento, pero tan ambiguo, tan dividido y tan misterioso, que desde luego tú, Gudú, ni siquiera puedes sospechar: el amor.''






Nos encontramos ante uno de los libros más sobresalientes del siglo XX, suerte que podemos leerlo en su versión original, porque, si nos detenemos justo al final de cada capítulo, y con algo de perspicacia, podremos sacar conclusiones universales y sabias, pero constantemente ignoradas:

- Anhelamos lo grandilocuente, pero nos permitimos el lujo de despreciar la sencillez trascendental que nos rodea.
- Nuestros objetivos están en una isla (en el libro la de Leonia) que contiene la voluptuosidad del lujo y el deseo, concretada en un juego de sombras que - al desaparecer su influjo - nos sume en la más terrible de las certezas, la de no amar a quien nos aman, sin pedirnos nada.
- Cuando dejamos de ser niños, y ya no vemos la vida a través de los ojos de la inocencia, morimos y nos extinguimos envueltos en amargura.
- Preferimos buscar y cuidar potenciales enemigos, a mimar a nuestros verdaderos amigos.
- Siempre hay alguien que vela por nosotros, de forma silenciosa y eficaz, pero no nos damos cuenta. Y - cuando lo hacemos - es demasiado tarde.

Y lo más importante de todo, nuestro momento de máxima lucidez acontece cuando todo está ya perdido.

''¿Por qué es tan ciego y tan indescifrable el mundo al que nos trajeron? ¿Quién nos dejó caer en este mundo, tan mudo, impío y desolador? (...) Ardid se dijo que toda su ciencia era un vano intento de rasgar el velo del mundo.'

Leed muchísimo,
M.

lunes, 13 de agosto de 2018

El verano, las influencers y la hipocresía mundial...

Bueno, pues estamos disfrutando de lo más jugoso del verano, la estación favorita de todos, excepto de algunos enfermos que prefieren las oscuridades infinitas del invierno. Dura poco, pero - si nos sofoca el calorón - se hace un poco eterno. A mi me encanta el verano, sobre todo por la cantidad de luz que desprende, la libertad y las ansias que me entran por leer. Creo que ser víctima de la publicidad engañosa y de la manipulación. Porque por muy independientes que creamos ser, somos víctimas del bombardeo constante de la publicidad y la cultura de masas.

Digo que soy víctima porque no dejo de interesarme por los cientos de artículos que se airean en verano recomendando libros, porque - según la cultura de la vacuidad permanente en la que vivimos -  sólo la tumbona y la playa incitan a la lectura. El resto del año - al no haber luz - no parece ser necesario interesarse por la literatura. Hasta los famosos, en sus yates de recreo, aparecen recostados y con un libro en la mano. Y yo, aspirante a influencer literaria, me veo en la obligación de ser víctima de un mundo en constante cambio efímero. Me convierto en la abanderada de las letras, del mundo literario, la persona que enarbola la pancarta: "LEED MUCHO, ESPECIALMENTE LITERATURA EN ESPAÑOL".

Tengo que hacer un inciso, porque es que realmente estoy rabiando, me muero de la envidia, me siento como una incomprendida, algo así como una ambiciosa chusquera que ve como sus deseos de medrar se ven ahogados por los éxitos de otros. ¡Mira que yo tengo objetivos de calado interplanetario! Hasta me he planteado ir a Plutón - si llega un momento en el que el Estado lo considera necesario para seguir exprimiéndome - pero nada, mis seguidores son mínimos y los de otras mujeres petardas son cuantiosísimos. NO es justo.

Hoy he me quedado patidifusa al saber que una influencer italiana, Chiara Ferragni, liada con un rapero de nombre absurdo y ridículo, lleno de tatuajes más absurdos todavía, tiene millones de seguidores en su blog llamado: "the blonde salad". Os invito a que pinchéis el enlace, es algo terrible, insustancial, sonrojante. No por el contenido, a mi me encanta la moda y los consejos de belleza, las cremas... Pero de verdad, es completamente falto de sustancia, no enseña cosa alguna, no aprendes nada, ni extraes una mínima idea aprovechable. Pero ahí tenemos a esta rubia que hace ensaladas de si misma. Estoy que trino, deprimida y en medio de una crisis existencial.

Al ser española e infectada con el complejo de se chapucera, poco seria y de nulo rigor (='Leyenda Negra'), estas crisis me soliviantan un montón, más que a cualquier otra persona de cualquier otra nacionalidad... Tiendo a autoconvencerme de que - al ser española - las cosas necesariamente no pueden ir bien. Pero cuando decido profundizar en la lectura del blog de esta insustanciosa rubia, dejando entrever cierto masoquismo manifiesto en mi personalidad, me doy cuenta de que incluye del forma sutil la receta del éxito... Una que es infalible, inigualable, de eficacia 100% probada, en todos los países del mundo, hasta el Polo Norte, entre los hielos más criminales....

Tachuuuuunnnnnnn.....
Nervios...

Dice exactamente lo que queremos leer/oír. Ni más ni menos.

No darme cuenta de algo tan evidente, sé que alguno esbozará una sonrisilla, me ha costado décadas de chascos concatenados. Yo - en casi todos los aspectos y facetas de mi vida - me decía: ¿Cómo es posible que esta persona, completamente idiota, haya llegado tan lejísimos? Y, aunque obvio, hasta hace dos días me llenaba de estupor y sorpresa. Ahora ya lo sé, demasiado tarde, eso sí.

La mediocridad se esparce, no porque la gente sea mediocre en sí misma, que no lo es en todos los casos, más bien porque el espíritu crítico no se valora, se denosta y se aparta. Sobre todo en determinados niveles, todos los diálogos consisten en contar mentiras, conscientes todos de estar siendo engañados, pero felices por escuchar aquello que les reconforta.

Hay personas que lo pillan el primer día (no es mi caso). Otras tardan, y las consecuencias son terribles. Y esto es un mal universal... ¡Gracias a Dios no es un tema hispano! No hay más que escuchar las noticias para darse cuenta. 

De nuevo me he desviado de mi objetivo, además de poco ducha en la observación humana, como ha quedado patente, tiendo a dispersarme. Ya salta a la vista que no puede irme bien en un mundo como este.... Quería hablar de mis lecturas de verano en español, en concreto de ''Las novelas de Torquemada'' de Benito Pérez Galdós. Lo sé, mi dispersión alcanza cotas preocupantes, pero intentaré buscar un hilo conductor.


Por si no lo he dicho en este blog, Galdós es para mí el mejor escritor en lengua española de todos los tiempos. No creo que nadie haya manejado las palabras y las sensibilidad humana como él. Es verdad que se deja arrastrar por el fatalismo español, un derrotismo pegadizo y castizo, pero no deja de reflejar cierta grandeza. Porque los españoles restañamos nuestra heridas mientras nos reímos de nuestra miseria impuesta. Impuesta por los que nos tiranizan con la estrategia de ''dime exactamente lo que quiero oír'', a niveles quizás muy superiores a los habituales en otras culturas. Galdós fue un reflejo de esta torturante lacra para el avance social, y lo pagó caro.

A pesar de su indudable lucidez e inteligencia, vivió atormentado toda su vida por los poderes fácticos, Estado e Iglesia, y por los prestamistas. Ellos son los monstruos que acechan en sus libros, los que esconden sus cuerpos pero afilan sus garras contra el débil. Porque una vez tomas partidos por el bando de los ''Espíritus Críticos'', no hay vuelta atrás y la caída en el pozo de la desesperación es segura.

No tuvo respiro, ni le propusieron para el Nobel, ni le reconocieron jamás en vida. Murió ciego y pobre... ¡Si! Tristísimo, parece el cuento del La Cerillera. Pero este es la consecuencia de poseer originalidad y lucidez de ideas.... ¡ATENTOS!! Porque se cumple casi en un 100% de los casos.  Ahora es más complicado porque el hombre ha alcanzado cierto desarrollo que evita catástrofes sonadas como la de Galdós, pero incluso de forma prosaica, se cumple este binomio.

NO hace falta llorar porque don Benito nos dejó sus libros, y sólo por uno de ellos (y escribió cientos) mereció la pena su paso por el Madrid más castizo del siglo XIX y principios del XX.



Bien, pero tengo que hablar de Torquemada y las cuatro novelas que Galdós le dedicó con el nada sorprendente título de ''Novelas de Torquemada". Aquellos que hayáis leído ''Fortunata y Jacinta'', recordaréis que nombra a este personaje en distintos capítulos, como socio, amigo y cómplice de doña Lupe la de los Pavos, tía política de Fortunata y personaje atroz por naturaleza, aunque con un increíble olfato para los negocios. Entendiendo negocio como el oficio de prestar a altísimos e incontrolados tipos de interés, con el objetivo de lucrarse con la miseria ajena. 

Sin sorpresa alguna, en cuanto al personaje se refiere, resuelve la primera novela, ''Torquemada en la hoguera''. El objetivo de Galdós es simplemente presentarnos a don Francisco, un hombre pútrido, ruin, maloliente y con ausencia total de piedad hacia los demás. Intenta, ante la terrible desgracia que le acontece (que no desvelaré), enderezar su rumbo demoniaco. Pero como la desgracia acontece irremediablemente y su esencia carece de bondad, se verá - ya sin remisión - en el rumbo de la esquilmación total de los seres que solicitan su ayuda. Hasta que, al principio del segundo libro, ''Torquemada en la cruz'', lo encontramos en el lecho de muerte de doña Lupe, que le habla de una familia venida muy a menos, los Águila, que llegarán a despreciarlo a él, pero no a su dinero.

Dinero que crece, y se multiplica en los dos siguientes libros, ''Torquemada en el purgatorio'' y ''Torquemada y san Pedro'', gracias a los contactos de los Águila y al indudable olfato de don Francisco. Eso y mil avatares más o menos cómicos, más o menos desgraciados. Pero todos con un denominador común, la ágil prosa descriptiva y el cuadro humano que nos representa a todos y cada uno de nosotros sin excepción. ¡Ojo! Todos somos criticados y analizados, nadie se salva de la culpa y la hipocresía de un mundo vil, pero del que todos participamos y en el que todos jugamos nuestras cartas con mayor o menor fortuna. Porque la democracia, esa que se inventó en Grecia, es un pálido reflejo de la justicia, sólo y únicamente la mueve el dinero y la mentira y..., recordad el punto clave, decir a cada uno lo que quiere oír para poder sobrevivir sin sobresaltos.

Pensaréis, llegados a este punto, que he metido lo de las palabras biensonantes en oídos ávidos de mentiras con calzador, y que nada tiene que ver una bloggera rubia que hace ensaladas con sus pensamientos, con Galdós, con el Madrid del XIX y con reflexiones que van más allá del tiempo. Pues sí que están relacionados. Veréis.

Al final del tercer libro ''Torquemada en el purgatorio', nuestro protagonista, don Francisco Torquemada, es invitado a dar una conferencia delante de personajes de la más variada escala social, con motivo de su elección como senador por León. Él no las ha visto más gordas en su vida, ni sabe hablar en público, ni se ha enfrentado a semejante lance jamás. Cuando le ceden la palabra, tiene - como si de una película de Hollywood se tratase - un momento de pánico, al ver las caras variopintas, consciente de que muchos de ellos esperan que haga el ridículo. Pero como tonto no es, canaliza en un segundo la atención a aquello que es obvio, ni más ni menos, concatenar frases que contengan la fórmula del éxito, DÍ EN CADA MOMENTO LO QUE TU PÚBLICO QUIERA ESCUCHAR.

Y da en el clavo. Pero no pronuncia en ningún momento la palabra dinero, ni negocios, ni nada semejante. Habla del amor, de la familia, de las cosas que 'importan', hace más de cien años de ese discurso ficticio y rebosa frescura. Porque nos encanta que nos engañen, que nos presenten frases manidas y llenas de nada. De eso se trata, de auto-mentirnos una y otra vez. Huelga decir que el crecimiento social de don Francisco a partir de ese momento es exponencial.

Ved que esto se aplica 100% a nuestra realidad tangible en 2018, hay millones de personas estrujándose el cerebro en agencias de marketing para crear eslóganes absurdos, que muestren a bancos y empresas como hermanitas de la caridad, como las protagonistas del cuento de La Cerillera. 
''Lo único que importas eres tú''
''El alma de la Caixa''
''Proud to serve you''
''Nuestro corazón es verde'' (esta es sorprendente, porque el corazón es rojo de toda la vida)
''Decididamente personal''
''Siempre a tu lado''
''Just do it'' (como si fuese tan sencillo)
''Queremos ser tu banco''
''Nos importas, te importamos''
''Gobierno de España''(Esta es buenísima, como si su gestión nos ayudara a dormir tranquilos)
...
Etc., son infinitas, no acabaría nunca... Estas me han venido a la cabeza espontáneamente.

Ved que he conseguido hilvanar ideas con sorprendente destreza, acabo ya con una recomendación obvia, leed las Novelas de Torquemada, por favor. Reflexionad al final de cada capítulo, juzgando con benevolencia los pensamientos y los actos de cada uno de los protagonistas, porque seguro que os identificáis con alguno, o con un poco de cada uno... 

Y leed literatura de la buena, engrandece el espíritu y el entendimiento.
M.