lunes, 30 de julio de 2018

Torquemada y la Leyenda Negra Española... Más constatación en directo de su existencia.

Torquemada ha pasado a la historia como uno de los inquisidores más terribles habidos y por haber. Un ser maléfico obsesionado con quemar herejes. Nadie sabría ubicarlo en el tiempo. ¿Vivió en el siglo XVI? ¿En el XVII? ¿A qué orden religiosa pertenecía? ¿Era Dominico? ¿Jesuita? ¿Franciscano? ¿Qué Rey reinaba cuando él era inquisidor? ¿Cuántos herejes quemó? ¿Qué es un hereje? ¿Cuántos se quemaron en España?

Nadie, o casi nadie, sabría responder a estas preguntas, y de responder, estas serían las respuestas:
- Torquemada fue un tipo sobrehumano, vivió durante varios siglos, dado que está siempre presente en las películas e imaginario popular. Con un halo oscuro, como oscuro era él. Inflexible mentalmente, con la única obsesión de ahogar la verdad y la luz mediante la quema indiscriminada de seres humanos. Vestido con el primer hábito que se nos venga a la cabeza, porque lo resaltable de su persona era su apariencia funesta, enteramente aterradora. Y lo más importante, Torquemada era español.

Un hereje es - por tanto - alguien inocente y candoroso, poseedor de una verdad incontestable y estandarte de la libertad y el progreso.

Lo cierto es que, para empezar, la Inquisición ni se ideó, ni comenzó sus actividades en España. Hizo su estelar aparición en 1184 en Languedoc, en el mediodía francés, para luchar contra la Herejía Cátara. Pronto serán los Dominicos (Torquemada lo fue) los gestores de esta institución que debía obediencia al Papa en Roma y que presentará a lo largo de la Historia Europea y Americana diferentes fases y retos. No es mi objetivo abordar este tema ahora.

Primera idea para no olvidar, la Inquisición no es un invento español, ni alcanzó sus cotas de horror más atroz aquí. 

Otro punto importante, un hereje es aquel que - confesándose cristiano - no sigue los dictados de la ortodoxia que dicta el poder del país en el que reside. En el sur de Europa a partir del siglo XVI, los herejes fueron básicamente luteranos y calvinistas. Y viceversa, porque allí, en Alemania, Suecia, Holanda, Reino Unido..., se hartaron de quemar y avasallar a los católicos. Un musulmán, diga lo que diga Hollywood, NO es un hereje. Es un infiel, según el Diccionario de la Lengua Española. Contra los infieles hubo cruzadas, persecuciones... Pero no se quemaban, ni hubo autos de fe inquisitoriales. Este castigo estaba pensado para aquellos que con su dialéctica tozuda, ponían en peligro las bases de unos incipientes Estados Europeos, donde la religión y la monarquía, por tanto el poder, iban muy de la mano. 

Torquemada tampoco fue Matusalén, que vivió - según nos dice la Biblia - 969 años. Es verdad que tuvo una vida muy larga para los estándares de la época, setenta y ocho años. Pero, otra idea para no olvidar, cuando murió en 1498, faltaban diecinueve años para que las tesis de Lutero se propagasen como la pólvora. Por lo que este fraile dominico JAMÁS quemó al tipo de herejes que nos cuentan en las películas de Hollywood. Su misión, la que le encomendaron los Reyes Católicos, fue perseguir judeoconversos, es decir, aquellos judíos que se habían convertido al cristianismo para evitar su expulsión de España en 1492 tras el Edicto de Granada, y que seguían practicando en la clandestinidad sus creencias. Por favor, en este punto pensad con la mentalidad del siglo XV, tendemos a perder la perspectiva con nuestras ideas fruto del positivismo racionalista moderno. La xenofobia y otros conceptos hipócritas son fruto de los siglos XIX y XX, y digo hipócritas porque - pese a su cacareo y voluptuosidad - los últimos doscientos años han sido los más sanguinarios de la historia. ¡Gracias a Dios! el hombre se había liberado de las tinieblas de la Edad Media y de inquisidores como Torquemada. 



En la expulsión de los judíos de España, subyacía el poder y el dinero, como siempre vamos, eso es una constante. Los reyes del siglo XV eran absolutos, sus deseos eran órdenes, más entonces en una época de transición entre el Feudalismo (necesario para mantener plazas fuertes en unas fronteras inestables) y la Modernidad, concepto sustentado en un poder centralizado, con la ciudad como centro cultural y de toma de decisiones. Sin el poder absoluto e incontestable de Fernando e Isabel, España no sería lo que es hoy. No digo que hubiese podido ser mejor, tal vez, sólo resalto el concepto de evolución natural de un mundo en constante (¿y positiva?) evolución.

Lamentablemente, nuestro fraile dominico ha pasado a la historia, virtud del cine hollywoodiense y como parte de la Leyenda Negra que persigue a España, como un hombre omnipresente en todos los periodos de la historia en los que haya quema indiscriminada de inocentes.

Torquemada es un caso más entre los cientos que se incluyen
en libros, películas y otras manifestaciones artísticas y culturales dictados por el tufo de la hipocresía protestante. He aquí una de mis luchas y hasta diría obsesiones. Si hay alguien corrupto, fanático, supersticioso, inflexible... Es sin duda católico o de cultura católica. Y aquí tengo que sacar a la luz la frase de un amigo que siempre cito, porque - además de divertida - es tremendamente descriptiva. ''Para darse cuenta de las ideas protestantes, sólo hay que ver La Casa de la Pradera''. Algo completamente apolillado, esclerótico, antediluviano, xenófobo e intolerante. 

Como lamentablemente tengo que ganarme la vida para comer, al no haber sido capaz de encontrar una actividad susceptible de ser subvencionada por el Estado, todas estas ideas y vivencias, las anoto y medito, pero no soy capaz de crear un opus coherente y bien anclado históricamente. Afortunadamente María Elvira Roca Barea se ha tomado la molestia de dar forma a algo tan patente y sabido ya como la existencia de una Leyenda Negra Española. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto la lectura de un ensayo. Es, por su forma de escribir, tan divertida, tan apasionada, tan segura de sí misma y de cada una de las cosas que afirma, una persona que merece ser escuchada. Y que, contra todo pronóstico, está alcanzando unas cotas de popularidad notables. ¡Puede que no esté todo perdido en España! Me entran ganas de llorar de la emoción... Podemos gritar que tuvimos un pasado glorioso, que nuestra gesta cambió el curso de la historia y no presumir de que ganamos un Mundial, como algo de relevancia estelar. Perdonad, es que pienso en el fútbol y me pongo mala.








Además de la española, aborda otras Leyendas Negras, de otros imperios, Roma, Estados Unidos y Rusia, todas con el mismo denominador común, la destrucción sectaria de sus enemigos y comparsas envidiosas, ayudados de idénticas armas de propaganda insidiosa y batería de mentiras.

Coincido plenamente con su planteamiento, damos por sentadas ciertas ideas, aun teniendo evidencias de su inconsistencia, por la propia pereza de rebatirlas o más bien por la convicción de que es absurdo iniciar esa gesta. 

La autora expone de forma bien clara cuales son los enemigos demonicacos y destructivos de España (por orden de aparición histórica, destacando sólo los más relevantes):

- Lutero y Calvino. Con el primero no ahorra insultos, al segundo lo califica - sin mayor rubor - como enfermo mental. Si pincháis sobre sus nombres, accederéis a sus artículos de opinión el El País.
- El Reino Unido.
- Guillermo de Orange (Países Bajos).
- La aparición de los Borbones en el siglo XVIII, y la destrucción sistemática del Imperio Español. Los Borbones han sido una desgracia para España, del primero al último. Carlos III fue la gota que colmó el vaso. 
- Y como estrella fulgurante del odio a todo lo ibérico, íncubo de desprecio y envida, Francia. ¡Pobres! Nunca consiguieron tener un Imperio, y lo intentaron. Como no lo consiguieron, se dedicaron a menospreciar a aquellas naciones que sí lo lograron, España y Rusia. Ahora, ya en la modernidad, su propaganda - consistente siempre en mostrar en los demás incultura y subdesarrollo - está focalizada en los Estados Unidos. 

Antes de volver a España, y por dar una pincelada pequeña, es muy interesante como desmenuza la visión que en Europa se tiene de Rusia, totalmente sesgada por la literatura y cultura francesas. Un país lleno de campesinos semejantes al mono y con una aristocracia idiota y sin valores (franceses, se entiende), atrasada e inculta históricamente, que construyó un imperio por pura chiripa y suerte. Pero si llegó a algo fue gracias a la influencia francesa. La pregunta que se hace la autora es simple, esos principios galos que sirvieron a Rusia para ser una gran e influyente nación, ¿por qué no los usaron y aplicaron ellos mismos para si mismos?

''El ilustrado francés en Rusia se las arregla con auténtica perfección para hacerse impermeable a su entorno. No, ciertamente Rusia no le interesa, lo que le importa (aparte de su propia comodidad y promoción social) es sólo un aspecto de ella: su imperio y su poder. De Rusia sólo vale que se ha convertido en un gran imperio en pocos años y estaría bien saber por qué, ya que Francia lo lleva intentado desde hace más de un siglo y no ve fruto. Conforme avanza el siglo XVIII, la ilusiones imperiales francesas van desfalleciendo y se acaban en la Guerra de los Siete Años. Después de varios conflictos coloniales con Gran Bretaña, Francia se ve obligada a renunciar en 1763 a sus posesiones de ultramar. Ya no había ilusión de imperio ni esperanza de poder tenerlo"
Elvira Roca Barea. Imperofobia y Leyenda Negra. 2ª Ed. Dic.2016. Pág. 364


Conste que no dejo de resaltar que a veces se le va la mano, se le nota ofuscada en demostrar la injusticia histórica que se ha cometido con España y su Imperio. Dejando claro que, en la época imperial de los Austrias, una persona nacida en cualquier lugar de América, fuese cual fuese su procedencia, era tan súbdito real y con los mismos derechos que otro nacido en la Villa y Corte de Madrid. Que nuestro dominio de los mares y del mundo duró trescientos años (algo no conseguido nunca por ningún estado moderno) y que hubiese durado más de no haber comenzado el dominio de la ponzoña borbónica en España.

Pero no a todo el mundo ha gustado este ensayo, he leído críticas mordaces y lacerantes. Aunque considero que lo que molesta no es lo que dice, sino más bien la seguridad con la que lo plantea. Todos sus detractores cacarean lo mismo, la libertad y la apertura de nuevos caminos que supuso La Reforma. No niegan que hubo persecuciones a los católicos en Alemania, Holanda y el Reino Unido. Pero ese tema se roza sin profundizar. La clave está en la Teoría de la Conspiración Permanente, el catolicismo quiere dominar el mundo y acabar con la libertad. Las misma propaganda de siempre, porque ya está tan metida en nuestro ADN, que con sólo nombrarla están justificada. ¡Puf! ¡Qué pereza! Elvira Roca con un aplomo aplastante desbanca una por una todas las mentiras de las que se nutre el imaginario historiográfico occidental.

Una vez leído, ya no puedes dejar de percibir miles de ejemplos que avalan la Leyenda Negra. Citaré uno reciente, que - tal vez sin haber leído el libro - no hubiera captado.

Londres, Julio 2018. Exposición en la Tate Modern: "Picasso 1932. Love, Fame, Tragedy". Atentos porque la cosa tiene miga.
Primera cartela de la exposición.
Pablo Picasso, nacido español, pero toda su vida y su carrera desarrollada en Francia.
Es importante para los ingleses dejar claro que ser español es algo que hay que decir, pero si fue grande como pintor fue porque trabajó en Francia. Recordad que le ofrecieron dos veces la nacionalidad francesa y la rechazó, y que vivió toda su vida obsesionado con Velázquez, Goya y los toros.

Siguiente cartela: Picasso había huido ya definitivamente de España, que era un antro de pobreza y miseria que no se podía aguantar, y se había establecido en París.
Más abajo, en esta misma cartela. Era obvio que salir de España era algo incontestable porque la situación económica de su familia era pésima.
En fin, esto es falso, la familia de Picasso no era pobre. Pero, por si leyendo a alguien se le va de la cabeza que España es un agujero donde sólo residen seres que esparcen la oscuridad, como Torquemada, lo repiten. No vaya a ser...

Seguimos, que hay más. Cuadros de la época a los que Picasso añade el título, en español. ¡Oh! ¡Sorpresa!, en las cartelas, aparece el título.... ¡en francés! Importante romper cualquier vínculo con lo terrible, con lo atroz.

Bien, no hemos concluido. Es obvio que Picasso fue grande - para los ingleses - porque desarrolló su trabajo en Francia. Es verdad, no podemos negarlo, una vez se fue, no volvió.

Pero este razonamiento debe servir a la inversa, es decir, pintores que salieron de su país natal y se establecieron en España para desarrollar su arte, como El Greco. ¡Oh cielos! No es así, chasco del gordo. Cuando, ya el día siguiente, en la National Gallery, al contemplar cuadros de El Greco, observo que añaden un escueto comentario: ''El Greco, 1541-1614. Born Greek". Es decir, que nació en Grecia, pero Toledo ni lo pisó, ni importa tal cosa. Oculta queda en las nubes del tiempo y de los perjuicios británicos. Porque NADA puede aportar España para nadie.

"Los muros invisibles dentro de los que viven las autojustificaciones del protestantismo, la superioridad indiscutible de las razas nórdicas y el ego social de Francia, están construidos con los ladrillos de la leyenda negra. Cada generación, según su necesidad, va añadir un capítulo nuevo para convencerse de que ellos están en el lado bueno, porque dejaron a los malos en la otra orilla".
Elvira Roca Barea. Imperofobia y Leyenda Negra. 2ª Ed. Dic.2016. Pág. 396




Leed muchísimo, aprovechad el verano.
M.