domingo, 28 de abril de 2019

Buscando desesperadamente respuestas en la Primera Guerra Mundial


Ya expuse aquí mi repulsa a la visión que nos ha ofrecido el cine sobre la Edad Media. Una panorámica que muestra un universo oscuro, difuso, vil y brutal. Hombres comiendo como animales e incultura por doquier. Esto ha hecho un daño inmenso, esta distorsión mental nos ha embrutecido a nosotros. TODO ser humano da por hecho que los acontecimientos fueron tal cual los narra Hollywood, cuando cualquier parecido es pura coincidencia.

De esta forma y manera, ya tenemos todo el camino hecho, no necesitamos revisar nada, valorar nada, ni meditar nada. Todo está dicho ya, y es así. No admite otras opiniones. Pero yo afirmo, aquí y ahora, que creer toda esta basura nos anula casi por completo, aunque suene exagerado, estamos denostando la base de nuestro pensamiento y nuestra cultura, estamos negando y lapidando una época brillante y tremendamente dinámica que ha dado forma a nuestro mundo de progreso e igualdad. Negarlo nos embrutece y nos condena a vivir en un mundo a varias velocidades, donde los autodenominados portadores de la antorcha de la verdad, serán los que conduzcan al mundo al desastre más brutal...

¡Jajaja! Ahora que lo leo, parece que estoy anticipando la llegada de la Apocalipsis. En cierta forma, en todo mundo y momento, la hecatombe es un hecho a tener en cuenta. Más cuando se mutila y se encamina el pensamiento humano hacia un batiburrillo de ideas sin pies ni cabeza, y con un denominador común, la idea de que el hombre del siglo XXI dirige su vida con libertad porque se ha liberado de la superstición y el lastre de su propia historia... ¡Y un cuerno! Es precisamente este convencimiento lo que nos conducirá a una sima.

No hay que ser catastrofistas, pero hay que reflexionar. 

Otro ejemplo de distorsión de la realidades, la guerra. Cuando pensamos en Las Cruzadas, nos vienen a la cabeza unos tipos con armadura, echando espumarajos por la boca, con una especie de bola con pinchos en la mano con la que iban dando golpes y destrozando vidas con un fanatismo despiadado. Actos de brutalidad sin fin, sin mayor objetivo que expandir la fe. No siempre las cosas resultan ser tan simples. En primer lugar porque la ambición de los hombres se ha servido de ideales variados, y hasta absurdos en algunos casos, pero siempre ha necesitado un soporte para mover voluntades. Cuando la fe dejó de servir a tal fin, al hombre no le costó mucho encontrar otras excusas, la patria, la supremacía racial, el imperialismo puro y duro. Las guerras de la antigüedad tenían algo de heroicas, las de ahora sólo sirven para sepultar seres humanos y para dar sentido a los tiempos venideros que no serán necesariamente mejores.

Como siempre vuelvo a las mismas machaconas ideas, sin darme cuenta acabo con un libro entre las manos que versa sobre estos temas, o que - sin tener nada que ver – yo acabo pensando que sí, que es lo mismo. Tanto da. Porque todo el devenir humano se resume en cuatro ideas. Ideas que se encuentran seguro en el Discurso de Ida Vitale al recoger el Premio Cervantes 2018 en Alcalá de Henares el 23 de abril, en el libro de Erich María Remarque, 'Sin Novedad en el Frente' (1929) y en el maravilloso ensayo de Barbara W. Tuchman 'Los cañones de Agosto' (1962). Y no está, SEGURO, en la dinámica de la campaña electoral de las Elecciones Generales en España del 28 de abril. Eso es basura pura y dura. Me da miedo, me aterroriza. Cuando leo el libro de Tuchman y comparo el escenario que describe, previo a la Primera Guerra Mundial y en la deriva de nuestro mundo en 2019, siento escalofríos de terror. ¿Soy la única que se da cuenta de que no hemos aprendido nada? ¿Cómo puedo pretender que reflexionemos sobre la Edad Media, si ni conocemos el devenir de la Primera Guerra Mundial, que acabó hace sólo cien años?

Ambos libros, el de Remarque y el de Tuchman versan sobre avatares funestos acontecidos durante y antes (en el caso de 'Los cañones de Agosto') de la Primera Guerra Mundial, el discurso de Ida Vitale nos acerca a su vida y al Quijote. Todos sin excepción son una invitación a la reflexión centrada y profunda sobre los monstruos que engendra el progreso y cómo sólo unos pocos se dan cuenta, el resto no escucha. NADIE, NUNCA, JAMÁS. ¿Era realmente la Edad Media un periodo oscuro? Yo creo que no.

Nos hemos convertido en animales peligrosos. No combatimos, nos defendemos de la destrucción. No lanzamos granadas contra los hombres - ¡qué sabemos nosotros en estos momentos de todo esto! -, es la muerte la que nos acorrala agitando aquellas manos y aquellos cascos. Por primera vez, después de tres días, podemos mirarla a la cara; por primera vez, después de tres días, podemos defendernos. Nos posee una rabia loca. Ya no hemos de esperar, impotentes, tendidos sobre el túmulo; destruimos y matamos para defendernos, para defendernos y también para vengarnos.

Sin novedad en el Frente. Erich María Remarque. Pág.74. Ebook. Edición 2010


Nadie duda de que la ambición humana ha permanecido inalterable a lo largo de los siglos, y que las páginas de la historia están teñidas de una brutalidad irracional, pero en los dos últimos siglos hemos pasado de una destrucción a menor escala, a un nivel local, con una crueldad focalizada en los enemigos que más a mano pillaban, a una exterminación industrial y anónima. La Primera Guerra Mundial fue pionera en lanzar obuses haciendo perecer a los adversarios por miles, sin conocer sus vidas, ni lo que al abandonarlas, dejaban en el camino. 

Era innecesario sentir conmiseración por los enemigos, porque la muerte anónima e irrelevante, era ya simplemente un número, una estadística, una cifra que modelaba las futuras estrategias. Ese es el legado del siglo XX, uno de muchos (no todos malos), la convicción de que los grandes ideales como el nacionalismo, la supremacía racial, el imperialismo, el comunismo o el fascismo, debían lograrse con cualquier medio que fuera menester, porque a los humanos se les engaña y luego ya se verá.

Los grandes iluminados han dejado un rastro necrosado de atrocidad y vergüenza.

(…) Éste era un axioma difícil de cumplir, pues la ruta hacia la que señalaba quedaba obstaculizada por la neutralidad belga, que Alemania, al igual que las otras cuatro grandes potencias europeas, había garantizado a perpetuidad. En la firme creencia de que la guerra era inevitable y de que Alemania había de entrar en la misma en las condiciones más óptimas para asegurarse el éxito, Schlieffen decidió que el problema belga desapareciera para Alemania. De las dos clases de oficiales prusianos, los dotados de un cuello de toro y los gráciles como gacelas, pertenecía a la segunda. Con su monóculo y sus modales reservados, frío y calculador, se concentraba de tal modo en su profesión que, cuando en cierta ocasión un ayudante de campo, después de una cabalgada durante toda la noche por la Prusia oriental, le llamó la atención sobre la belleza del río Pregel, reluciente a la luz del sol que salía por el horizonte, el general echó una rápida y dura mirada al río y replicó: «Un obstáculo sin importancia».
Y lo mismo decidió con respecto a la neutralidad belga.(…)
 

Los Cañones de Agosto. Barbara W. Tuchman. Pág.20. Ebook. Edición 2004

Algo que en su larga vida (95 años) Ida Vitale ha visto con sus propios ojos, por ello escribe:

Toda la gracia proviene de que el Quijote haga de las suyas “cuando ya no se usan los caballeros andantes”. Radica en ello su razón de ser, el más sutil de los méritos de la obra. Nos reclama la inacabable virtud del libro: exigirnos la fidelidad atemporal a lo que, lector tras lector y época tras época, se ha ido consagrando, como un venerable sostén de la herencia humana.

Ida Vitale. Discurso Premio Cervantes 2018. Alcalá de Henares (Madrid) 23.Abril.2019

En contraposición a este anti-belicismo irreal, narrativo y convencido, meditado y vital, se encuentra nuestro mundo actual, el del 2019. Donde los fantasmas del pasado, enterrados y superados, se levantan con pasmoso dinamismo. Repito, ¿soy la única que se da cuenta?

Me siento como el Quijote, como un caballero andante en total desuso, ese es mi sostén - como apunta Vitale - el de la dispersión. Pero tampoco veo muchas más salidas. Las que me ofrecen, las que tengo al alcance de la mano, o no las comprendo, o me parecen ridículas.

'Y aunque volviéramos a este paisaje de nuestra infancia, apenas sabríamos qué hacer allí. Las delicadas y secretas fuerzas que suscitaba en nosotros no pueden renacer (...) Ya no nos sentimos atados como antes a este paisaje. No fue la noción de su belleza y de su espíritu lo que nos atrajo, sino lo que teníamos en común, el armónico sentimiento de una fraternidad entre las cosas y los acontecimientos de nuestro ser (...) Hoy pasaríamos por los prados de nuestra juventud como viajeros. Hemos sido consumidos por las realidades (...) Estamos abandonados como niños y somos experimentados como ancianos. Somos groseros, tristes, superficiales... Creo que estamos perdidos.

Sin novedad en el Frente. Erich María Remarque. Pág.80-81. Ebook. Edición 2010


Pensad en la Batalla del Marne (Septiembre 1914), en los 500.000 muertos en sólo seis días. Pensad en esos grandes estrategas que decidieron continuar, después de esa masacre, con la guerra. Poniendo sólo vidas humanas en el asador. Y entonces resonarán con fuerza las palabras de Remarque... 'Somos groseros, tristes, superficiales... Creo que estamos perdidos'. 

Cien años después, ¿tomarían nuestros estrategas en el poder las mismas decisiones? Sí, creo que sí. Y eso es lo que me da miedo.

Leed mucho.
M.