viernes, 26 de febrero de 2016

Witiza en la Mancha.


'Vivimos tiempos difíciles'. Esta es la frase más repetida en la Historia de la Humanidad. Este chascarrillo cansino y sin trascendencia ha sido interiorizado por la población española de todos los tiempos más de lo que podamos llegar a vislumbrar. Motivo por el cual, los hechos más estrambóticos son asumidos con total naturalidad e incorporados a nuestra vida diaria con una mezcla de alegría, aplomo e indiferencia. ¡Ahí es nada! Nos podríamos haber comido el mundo, pero arrastramos alguna que otra lacra, como la estupidez y la ceguera ante el talento.


Unamos al párrafo anterior una Historia convulsa y particular, plagada de gobernantes inútiles, mediocres y malas personas. Una burocracia ingente que va a más, abultada sin límite tras la democracia y la implantación del Estado de las Autonomías. Un megamix de tasas y trámites administrativos estrafalarios con el único objetivo de justificar el ingente tamaño de la Administración Pública. Que no te ayuda, te fagocita.


La fagocitación de la Administración, copada por puestos políticos, además del robo constante en nuestras nóminas, tiene un efecto infinitamente más nocivo del que – creo – no siempre somos conscientes. El adoctrinamiento subliminal a cada segundo de nuestra existencia.


Sin apoyar la teoría de la ‘Conspiración Permanente’, vamos que somos protagonistas de Gran Hermano, lo cierto es que en España no se premia el talento a secas, no se busca el mérito literario de un escritor, más bien se penaliza su afiliación política (si la tiene), o se le hace partícipe de la época en la que le tocó vivir, caso de estupendas plumas de la época de la dictadura franquista. Es decir, que nos dejan en las librerías y nos recomiendan en los periódicos truños insufribles porque el escritor ha dicho tres paridas bien sonantes acordes con lo que los poderes públicos consideran que está bien para los sufridos contribuyentes.



Todos los escritores que despuntaron durante el franquismo u obtuvieron algún premio de relevancia, son SIN EXCEPCIÓN pésimos. Han sido oportunamente olvidados y su sola mención te convierte automáticamente en un simpatizante del Régimen. ¿Veis? Ridículo. No elegimos ni cuando ni donde nacemos. Venimos a este mundo y sobrevivimos como buenamente podemos. 



Añado una cosa más antes de hablar de Francisco García Pavón, hace sesenta años la movilidad y el conocimiento del mundo no eran los de ahora. No podías irte así como así, no porque no te dejaran (que también), más bien porque no salía un vuelo a Londres cada hora. Viaje que no podías reservar cómodamente desde tu confortable sofá mientras disfrutabas de una cervecita fresca y unas aceitunas rellenas de anchoa. Añadamos que España no era un país cuyo pasaporte sirviese para mucho.

Así las cosas, hablando con mi amigo Cándido - gran amante de la lectura y de las novelas de misterio - me dijo como con reserva que estaba leyendo 'El Reinado de Witiza', una novela ambientada en Tomelloso en los años 60 del siglo XX. Estaba entusiasmado por todo, porque enganchaba, porque estaba muy bien escrita y porque el dominio del castellano y de las costumbres de la Castilla de la época eran para quitarse el sombrero. Una prosa que ya la quisieran para sí Camilla Läckberg Åsa Larsson, que dan risa al lado de este hombre. Así como tantos escritores de pacotilla que encumbra nuestro mundo de fantasía y color.

'Aunque sea de la época de Franco, no habla de política en ningún sentido', tuvo que añadir. Claro, porque - como ya he dicho - con estas cosas hay que andarse con ojo o te cuelgan un muerto que ni sabes de donde viene. Es decir, que eres un facha redomado.

Efectivamente ni una mención tendenciosa en ninguna página, con absoluta delicadeza describe la cotidianidad de un pueblo, Tomelloso, su funcionamiento, su riqueza y su pobreza en una mixtura completamente homogénea. Y de fondo un misterio, un cuerpo embalsamado que aparece como por arte de magia en un ataúd de lo más cuco, desbaratando la tranquilidad del verano en ciernes. Activando la inteligencia del policía local, Manuel, alias 'Plinio'.

El muerto se parece a Witiza, esto es gracioso porque ni por asomo sabemos el aspecto de este penúltimo rey godo en la Península. Pero seguro que este monarca fue mejor gobernante que el General Franco, un personajillo chillón y patético. Otro más a la lista de negados al timón de España.


Sorprende que el cura tenga poder, pero no sea un tragaldabas lascivo. El juez no sea un iletrado en zapatillas que hace y deshace a su antojo. Y el policía local no sea un tonto del haba que va con su uniforme y su pistola haciendo el chusquero por ahí. Todo de lo más civilizado, el mundo que les tocó vivir. 

Todo un descubrimiento. Asumo que hay dos razones por las que García Pavón no ha sido traducido y no ocupa un lugar más preeminente en el panorama literario mundial. La primera, que obtuviera sus galardones durante los años tenebrosos de la Dictadura. La segunda, es demasiado costumbrista, no sé yo si un letón sería capaz de seguir el argumento o entender algo, amén de la correspondencia de vocablos del español al letón o a cualquier otra lengua. Algunos de ellos imaginas lo que son por el contexto. 

Leedlo, merece la pena. 
M.






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