domingo, 3 de junio de 2018

La Señora Lirriper, los extraterrestres y el modelo terrícola plutoniano...

He visto unas zapatillas de la marca ‘El Ganso’ que me voy a comprar, son amarillas, me encantan. Además he leído en varios blogs de influencers (lo que yo no soy) que es el top del glamour llevar este tipo de calzado. Estrambótico y atrevido, pero muy elegante. Puedes combinarlo con pantalón de vestir, vaquero o falda…. Queda igual de bien. Y está genial de precio. Me he acostumbrado a ir en zapatillas a trabajar, y mi vida ha cambiado, además de cómoda, me duele menos la espalda y aguanto mejor el día.

Las sandeces, me salen solas, podría estar escribiendo frases así durante horas, y enlazar un razonamiento con otro, hasta el infinito y más allá. Pero claro, nadie me leería, o me leería menos de lo habitual. Y claro, no sé si me compensa. Lo normal es que mis seguidores me escriban para decirme que el libro que recomendé no hay quien lo aguante, y que no han pasado de la página diez. También que mi obsesión con los cuadros del Museo del Prado en comparación con el Arte Moderno, resulta irritante y repetitiva. Que Eurovisión este año ha sido infumable, y que no entienden cómo yendo de culta, me atrevo a decir que el Festival es un evento planetario sin precedentes. Por favor, a ser posible, y para aquellos que querías enviarme algún comentario, os pido que sea algo positivo. Ando muy plof con tanta lluvia y con el nulo rastro del buen tiempo, y estas cosas me afectan muchísimo. Luego, cuando decido ponerme a escribir otra vez, sólo se me ocurren temas relacionados con zapatillas, y tendencias de moda para ir a trabajar.
Primera idea, poner frases sin sentido es fácil, creativo y genera muchos adeptos. Enlaza con la idea número dos, la pregunta que me hago constantemente, ¿son los demás los que están pirados o soy yo? No lo escribo como chascarrillo, ni para causar risa, es que me lo pregunto a todas horas y voy dando bandazos conceptuales. En estos momentos creo que soy la única, o casi, persona cuerda que queda a nivel planetario. Esto incluye a terrícolas y habitantes de otras galaxias más allá de la Vía Láctea.
Me pregunto si los extraterrestres serán tan ineptos y dañinos como los humanos. Entiendo que sí, y que por eso no vienen, ya tienen bastante con lo suyo. Nosotros en cambio si que vamos a otros sitios, como tenemos un planeta que es una cloaca, insistimos en colonizar al universo e incluso nos plateamos habitar otros planetas. Para esto tengo que hacer terapia, a ver si acabo encontrando el motivo de este afán… ¿En serio queremos que nos conozcan por ahí? ¿Qué pretenden que les mostremos, nuestra insolidaridad, crueldad, sadismo, maldad pura y dura, mezquindad, ceguera? ¿Por qué insistimos en este punto? Como en Madrid hay de todo, confío que exista algún especialista en este tipo de terapias de ‘Comprender la expansión terrícola por otros planetas del Universo’. Mi único consuelo es que el Universo está en continua expansión (esto no quiere decir que sea infinito) y que lo tenemos chungo para que nos conozcan a nivel interestelar. ¡Gracias a Dios!
Lo que sí entra dentro de lo probable es que se produzca una hecatombe y el hombre se auto-extermine, y de nuevo empezaríamos de cero. A saber, vida en cuevas, descubrimiento del fuego, la rueda…. Y así hasta llegar a la era tecnológica. Hay evidencias de que esto se ha producido ya en el remoto pasado. Platón era un firme defensor de esta idea, y los Egipcios también. Estamos hablando de millones de años, así que tranquilos que no lo vamos a ver, tampoco la colonización de Plutón, en este caso por falta de voluntad terrícola, al estar tan lejos de sol, hace un frío de muerte (unos – 230º) y casi no hay luz. Parece complicado convencer a alguien para que se vaya a vivir allí, aunque nunca se sabe. Lo mismo hasta gastamos millones en montar allí un chiringuito y subvencionamos a beodos varios para allanen el camino. Otro de los hechos sorprendentes de las sociedades civilizadas es la cantidad de recursos que se queman en proyectos absurdos, este puede ser uno de ellos. No exagero, porque cosas peores se han visto.



Acabo de recordar que esto es un blog literario. Y sólo he hablado de zapatillas y extraterrestres. No puedo defender que esté cuerda, claro. ¡Puf! De verdad que cuando me siento a escribir tengo un guión, un papel donde tengo anotadas ideas, pero no sigo nunca lo sigo. Alguna cosilla aprovecho, pero poco. A ver ahora como encarrilo esto, yo quería hablar de la Señora Lirriper, el delicioso libro de relatos cortos de Charles Dickens y concluir con una frase moralista y lacrimógena al hilo de los tiempos que vivimos. Y de repente me he visto en Plutón. ¿Qué tendrá que ver? Para paliar este desaguisado, directamente cuento algo del libro y los párrafos anteriores los mantengo por si alguien saca alguna conclusión que le sirva para su día a día.

''La Señora Lirriper'' es un libro corto, de relatos aparentemente inconexos, al que Dickens - junto con otros amigos escritores - dio forma en 1864 y del que no encontraréis demasiadas referencias. Quizás porque fue un escritor tan influyente y con tantas novelas, que esta en concreto pasó más desapercibida. Siendo, como es, una delicia. La señora Lirriper es una viuda que regenta una pensión en Londres. Nunca llegas a saber si es una usurera o no, lo que si concluyes, con el entramado de sus cuentos relatados por huéspedes varios, es que tiene un enorme y polifacético corazón. Es terriblemente sencilla en sus planteamientos, pero no duda en hacer el bien cuando es necesario. Algo semejante a lo que hacían los miembros del Club Pickwick. Todo muy Dickensiano. Debido a un desgraciado acontecimiento, acaba haciéndose cargo de un niño al que cría con auténtico amor maternal y al que educa sin escatimar un penique. El chico corresponde ese amor y cierra la novela con una reflexión magistral, una mezcla de candor infantil y madurez absolutamente conmovedora. No hace falta colonizar Plutón, en los sentimientos más puros está la clave para afrontar cualquier hazaña. Obviamente a la Señora Lirriper no la llevarían en una nave espacial a ningún lugar del Universo, este tipo de personas no mediocres, ni ladinas y con sentimientos puros, no interesan a nadie y tampoco conviene que compartan sus puntos de vista. Es necesario seguir esparciendo frases huecas por el Universo.

He llorado al conocer la triste vida de Dominique, un niño de acogida asesinado por la pareja de su padre adoptivo en Elda. Y por una extraña asociación de ideas, reflexionaba sobre la Señora Lirriper y su generosidad, que está visto sólo puede existir en la ficción. Tendemos a producir frases grandilocuentes, damos protagonismo a políticos de cualquier ideología que quieren salvar el país bajo estrategias propias de Frankenstein, aglutinando carne muerta y dilapidando ingentes recursos. Pero no protegemos al indefenso, al que no tiene nada, al que no necesita nada, sólo cariño. No, por favor, hay que hacer una plataforma ya en contra de la expansión terrícola por el Universo. Tenemos que buscar y encontrar a Señoras Lirriper, cuidarlas y que nos cuiden, o estaremos perdidos y con rumbo a Plutón.

Leed mucho.
M.




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