viernes, 23 de marzo de 2018

La sequía de los Best-seller.


Primera afirmación, me encanta leer. Si es literatura de la buena, mejor que mejor. Pero claro, de vez en cuando se cede a la debilidad, al vicio. Lo endeble de la voluntad humana (en este caso la mía) cae ante best-sellers. No todos son necesariamente malos, pero la probabilidad es grande.
Con un matiz. Si hay un best-seller escrito en serbocroata, por ejemplo, y su publicación ha traspasado sus estrechas fronteras lingüísticas, el libro tiene algo o mucho de aprovechable. Ninguna editorial se arriesga a publicar algo muy local, si no goza de calidad. Esto, cuando se trata de la lengua inglesa, no pasa. Aquí la ecuación se invierte, se traduce todo y casi todo es malo, porque no hay que molestarse en refutar nada ni comprobar nada, y para alguna joya que puede caer en tus manos, el resto es completamente prescindible. Importamos hasta sus críticas, sus gustos y sus opiniones. Las críticas se repiten machaconamente: "Soberbio, digno de tener en cuenta, impresionante, nos ha dejado sin palabras…”, junto con la mención de la publicación a la que pertenece la reseña, todas – claro está – estadounidenses e inglesas. Así todo, un no parar. Da igual que sea una novela de amor, de misterio, de miedo… Siempre te quita el aliento =”breathtaking”, o te deja turulato = “awesome”, sin término medio.
El ensayo en lengua inglesa – sin embargo – no cumple necesariamente estos parámetros que denominaremos ‘prescindibles para el cerebro’. Invierten en talento e investigación y eso – claro está - se deja sentir.
Volviendo al mundo de los libros más vendidos. Observad, cuando vayáis a librerías grandes que tengan a la entrada la lista de lo que ellos más venden, y que por extensión es una muestra a nivel global, que más de la mitad son librillos de tres al cuarto publicados en Estados Unidos. No falla. No hay sopresas, igual que cuando vas al desierto y ves arena, es obvio, patente, inmutable.
Como me había leído “Q”, con su trama y su análisis histórico sesudo, decidí hacer descansar la mente y leerme algo de asesinatos y misterio. Me chiflan esas tramas, uyyy, las de Agatha Christie son mis favoritas, pero como me leí ya todos los libros, ahora me apaño como puedo con lo que van publicando. Veo que hay un difunto y/o desaparecido en extrañas circunstancias y ya caigo. Intento leerlos en inglés, por eso de practicar, pero no siempre, haciendo de la debilidad algo más sórdido. Leo el libro traducido al español… Mal, mal…
Para inspirarme, suelo echar un vistazo a una sección de “El País” que se llama "Elemental". Os la recomiendo si os gusta el género, tendréis puntual información de lo que se traduce y de qué trata. De este repositorio salió mi deseo de leer “Años de Sequía” de Jane Harper. Recomendación total de los críticos (en este caso españoles) y de amigos con los que comparto esa afición de la lectura de misterio.

Punto a favor, la trama se desarrolla en Australia. Dejamos de lado Estados Unidos y sus páramos llenos de pirados. La pregunta es: ¿en qué parte de Australia? Pues no lo sé. Ni idea, vamos. Es una zona rural, afectada por la sequía, con un nombre aborigen (Kiewarra) que no aparece ni en Google-maps. Menciona dos ciudades más grandes, Clyde (hay tres localidades con ese nombre en Australia) y Melbourne, ahí ya bueno, tenemos una referencia, a cuatrocientos kilómetros, pero referencia al fin y al cabo.

Que se desarrolle al otro lado del globo tiene un punto atrayente. Aquello está tan lejos y es tan ajeno a nosotros, que necesariamente al oir AUSTRALIA, ya nos ponemos alerta. A mi de adolescente me encantaba Jason Donovan, con sus pelos rubios y su cara angelical, no tiene nada que ver con lo que estoy escribiendo, pero bueno, lo digo por centrar un poco el prototipo de cosas que sabemos de los australianos. Él fue uno de los protagonistas de un 'soap-opera' = culebrón, de título 'Vecinos' (Neighbours), del que se han rodado ¡Atención! 7.800 capítulos... Si, siete mil ochocientos. Imaginad el portento que deben ser los guionistas, para lograr dar forma a tanto diálogo tontucio y tanta trama, el rodaje sigue. De este culebrón han salido todos los actores australianos que conocemos, bueno, Nicole Kidman no. Pero sí Kylie Minogue, Russell Crowe, Liam Hemsworth, Natalie Imbruglia... Luego ya dieron el salto hacia Hollywood, hablar inglés es lo que tiene, abre muchas puertas. 

La trama de 'Vecinos', para aquellos que no la hayáis visto, es muy simple, en un suburbio ficticio, la gente se relaciona con odio, con amor, manteniendo relaciones sexuales o haciéndose la puñeta para dar forma y tensión a la trama, dentro de un agobiante entorno del que no salen. El mundo suburbial ofrece todo aquello que un ser humano puede desear ¿Para qué ir más allá? Copia del modelo americano, pero con algún aborigen de aquellas tierras suelto, por darle color y mezcla racial. Eso a los anglosajones les encanta, es su forma de auto-convencerse de que no son racistas.

Al leer 'Años de Sequía' imaginaba a todos los personajes moviéndose por calles como las que aparecen en la serie. Sólo que en el libro todos son rubios (en serio) y no se cuela ningún descendiente de los aborígenes que ya habitaban aquel mundo antes de que llegaran los ingleses. Las descripciones de los personajes son pobrísimas, pero si da alguna pincelada sobre la apariencia física de hombre o mujer, es tremendamente rubio/a, y por extensión atractivo/a.

El argumento es el siguiente: un policía de delitos fiscales en Melbourne, asiste al funeral de su amigo en Kiewarra, éste, antes de suicidarse, ha asesinado a su esposa y a su hijo de corta edad. Aaron Falk, nuestro policía, salió tarifando del secarral hacia la gran ciudad con su padre por un asunto turbio, y tiene pocas ganas de volver a ver a gentecilla encapsulada en su mundo rural, lleno de miserias y agobiado por la pertinaz sequía, que lo consume en todos los sentidos.

Pero el padre del difunto le escribe una carta que dice: 'Tú lo sabías, Luke lo sabía, ambos mentisteis' ¡Puf! ¡Vaya frase! La típica pantochada que persigue captar nuestra atención y que a mi - ya desde el principio - me pareció irrelevante y absurdamente grandilocuente. Tengo que decirlo, la frase no conduce a nada y no ayuda a resolver el misterio.

No hace falta decir, que de suicidio nada y que hay un malo oculto entre la maleza, en este caso maleza poca porque aquello es un secarral fino. El asesino es obvio desde el principio, no puede ser otro. Como ávida lectora de novelas de Agatha Christie y usando su método para colgarle el muerto - nunca mejor dicho - a algún individuo/a, vi claro desde que apareció en el libro, que era él/ella. No os desvelo el método porque entonces os chafo su lectura. En estas novelas, si sabes quien es el asesino/a, vas dado y pierdes el tiempo. 

En el caso que nos ocupa, la pérdida de tiempo es obvia (a no ser que lo leas en inglés). No logra recrear el ambiente rural, no localiza nada en el mapa y los sentimientos de los personajes son tan obvios, que no te identificas con ninguno de ellos. La trama está mal resuelta, le falta rotundidad. Lo único que puede sorprenderte al final es el porqué de los crímenes, pero Aaron Falk dará con la clave.

El círculo se cierra, pero de forma semejante al abandono de los actores en los culebrones, aquí hay que acabar, y esto es lo que tiene que pasar, sin mayor ambición.

Creo que prefiero seguir teniendo a Jason Donovan como modelo de guapote australiano... Esta es mi idea de Australia (ver vídeo) y quizás aun no he sido capaz de liberarme del todo de ella, o no he querido.

Leed mucho.
M.







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