domingo, 27 de diciembre de 2015

Días de Navidad

Si habéis leído todo lo que he escrito hasta las fecha, o al menos algunos de mis más brillantes artículos (jejeje) habréis llegado a la conclusión de que soy católica. Así que abomino de los herejes. No puedo evitarlo. JURO que lo he intentado, pero me sale el desprecio del alma.


(Nótese que 'hereje' es aquella persona que sigue alguna de las teorías surgidas las la Reforma Protestante que comenzó con Lutero y que ya no hubo forma de parar. Con terribles consecuencias para Europa. La más importante fue la fragmentación del continente en dos bloques irreconciliables que - entre otras cosas - nos ha llevado a dos tremendas Guerras Mundiales. Esto así seguro que nadie se atreve a pensarlo/decirlo, pero a mi me parece obvio).


El ataque furibundo de los herejes al mundo católico como forma de autodeterminación y como herramienta para el autoconvencimiento de sus rancias teorías, ha conducido a una especie de megamix extraño en mil matices de la religión cristiana. Uno de los más sangrantes es el que se refiere a la Navidad.

(Otro inciso, Lutero estaba pagado - ahora diríamos subvencionado - por los príncipes alemanes, bajo amenaza o sabe Dios, redactó en 1517 las famosas '95 tesis', no hace falta que lo leáis, ya os hago yo un resumen, es un panfletillo que secunda y crea una religión a medida de estos poderosos príncipes).

Lo de Calvino, bueno, eso ya no tiene nombre. Tipo gris y antediluviano jamás ha habido igual. Un loco peligroso. 

Los ingleses fueron más pragmáticos, hartos del desmadre de Roma, decidieron gobernarse ellos mismos y punto. No les dio por pensar que habían inventado la rueda y que el resto de cristianos eran unos retrógrados. Bueno, sí, pero en menor medida.

Grabaros esto a fuego, no hay nada más ortodoxo, más puritano y menos flexible mentalmente que un hereje.

Sigo con la idea del megamix navideño. Tras la Reforma del siglo XVI, les dio por tratarnos como a imbéciles. Uno de los rasgos de nuestra estulticia era nuestra obsesión por adorar imágenes, santos y vírgenes (todo el pack les da repelús), ellos destruyeron las suyas, creando catedrales que parecen tumbas oscuras. Pero claro, llegó la Navidad, y ¡a ver qué hacían! si no podían poner un Portal de Belén en condiciones.


Poner una Virgen como que no, adorar a un trozo de barro con forma de bebé regordete, les daba grima. Con lo cual reinventaron el tema navideño, llegando a una especie de despojo de toda divinidad y magia. Esto tomó una deriva que nos ha llevado al caso extremo en el que vivimos. Ya sabemos que las Escrituras se contradicen, que Jesús tal vez nació en Galilea y no en Belén, que Herodes no mató a ningún niño, etc., pero eso no quita que, puesto que el mundo es una mierda, al menos debemos dejar que ciertas cosas no pierdan su esencia mágica.

Antes de que lo olvide. Para crear ilusión, inventaron un personaje que viste de rojo y vive en el Polo Norte. ¿Quién es ese hombre y qué tiene que ver con nosotros? NADA.

Pero, por favor, lo que quiero decir después de todo esto, es que vivir de sueños, de magia y de nuestras propias conclusiones es la esencia de cada uno de nosotros. 

¡Feliz Navidad!
M.

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