Hay muchas leyendas negras, algunas formuladas por idiotas que pronuncian las mismas frases machaconamente hasta que sus sentencias, de tanto repetirlas, se convierten en Ley Universal. Un ejemplo: "Todas las piezas del Museo Británico son un robo ilegal de los ingleses”. Sí, es verdad, no podemos negar la evidencia (ellos colocan al lado de cada hurto la fecha en la que se compró, pero no sabemos a quién ni cómo), pero gracias a su latrocinio podemos ver hoy objetos clave que nos ayudan a entender mejor la evolución de la humanidad, y que hubiera sido una tragedia perderlos por culpa de fanáticos e irresponsables. Dejando de lado Egipto, porque habría mucho que matizar en este caso, mi aseveración sobre este particular se centra en los pueblos que se desarrollaron entre los ríos Éufrates y Tigris, desde unos 7000 años aC, lo que ahora es Irak.
Comienzo así para dejar patente que yo admiro profundamente a los británicos y su pragmatismo. No quiero que lo que escriba después pueda llevar a la conclusión de que mis opiniones son otras. Que hayan tergiversado la historia a su conveniencia, ocultando los logros de otros y magnificando los suyos, no resta un ápice su capacidad para dotar de pragmatismo útil cada uno de sus actos. A España le hubiera ido mucho mejor siendo su aliado, y no con nuestra nociva y destructiva monarquía de germen francés.
Vuelvo al Museo Británico, noviembre de 2018, una tarde de domingo, para disfrutar de la exposición sobre Asurbanipal, el último rey de Asiria. Lo sé, así de pronto sí que nos viene algo a la cabeza, pero conocerlo en profundidad, poco. Normal, no hay mucha información sobre él, y además hace décadas que nuestros legisladores decidieron borrar de los planes de estudio las lecciones sobre Sumeria, Acadia, Asiria… Obvio, son la cuna de nuestra civilización, desempeñaron un papel clave en temas como la escritura, la concepción de los dioses, la necesidad de compilar la ley para dar fundamento a las ciudades o la invención de la rueda. Hasta aparecen en la Biblia, con papeles estelares, el propio Asurbanipal aparece en el Libro de Esdras. Es conveniente lapidarlos y con ellos sus libros en piedra con escritura cuneiforme y todo aquello que pudiera ayudar a comprender mejor lo que somos y por qué hemos llegado hasta aquí.
Por eso, pasear entre las piedras de Nínive 2700 años después de su destrucción ha sido una experiencia digna de ser compartida con aquellos que tenga a bien leerme. Agradezco profudamente a los ingleses su latrocinio y las molestias que se han tomado para recopilar piezas y diseñar un recorrido completamente instructivo sobre un personaje que se molestó en clasificar y archivar todos los conocimientos de la época en una biblioteca de tablillas de arcilla, como reflejo de lo que mucho que cuesta dar forma a los grandes logros y lo fácil que resulta destruirlos.
¿Quién era Asurbanipal? Dejemos que se presente él mismo.
Soy Asurbanipal, el Gran Rey, el Poderoso Rey,
Rey del Universo, Rey de Asiria, Rey de las Cuatro Regiones del Mundo,
Rey de Reyes, Príncipe sin rival, que al mando de Asur...
Gobierna desde el Mar Superior al Mar Inferior,
Y ha hecho que se sometan a sus pies todos los Príncipes.
Soy Asurbanipal, Rey del Universo, Rey de Asiria, para el que Asur,
Rey de los Dioses, e Ishtar, Señora de la batalla, han decretado un destino
De heroísmo... El Dios Nergal me hizo emprender toda forma de caza
En la llanura y de acuerdo con mi Placer... Salí...
En la llanura Leones Salvajes, Criaturas Feroces de las Montañas, se alzaron contra mí.
Relieves de Nínive 668-627 aC.
Como hemos visto tantas películas de romanos y egipcios, tenemos en nuestra cabeza la imagen de estos antepasados. Todo es falso, claro, pero da igual, la túnica romana es parte de nuestro día a día, y hasta sigue inspirando a diseñadores de moda. Pero ¿cómo eran los habitantes de lo que ahora es Irak hace 7000 años? Pues hay que interpretar las imágenes y crear nuestro propio universo mental en base a ellas. Eso es exactamente a lo que invita la exposición. 6500 años antes de que naciera Asurbanipal entre los ríos Éufrates y Tigris se gestó una civilización que a lo largo de siglos tuvo diversas Ciudades Estado y se denominaron, aunque de la misma raza y con una lengua troncal casi común, de diversas formas. Los primeros fueron los Sumerios, luego vinieron los Acadios, más tarde los Babilonios y finalmente los Asirios, a grandes rasgos, hubo otros pueblos e incluso estos mismos volvieron a tener un papel relevante en la zona. Eran bastante hábiles, no les quedaba otra, porque estaban en medio en un entorno muy hostil. Así que entre invento e invento (mencionados ya antes) se dedicaban a destruirse entre sí, de ahí la retahíla de civilizaciones y capitales base, como Babilonia, o Nínive (actual Mosul). Pueblos que se fueron asentando y entre batalla y batalla, cazaban leones y los descuartizaban. Si eran capaces de cortar a trozos un bicho tan duro, hacer pedazos a humanos, era coser y cantar. Si alguien caía en desgracia, pues no solo se le fulminaba a él (descuartizaba) también a su familia, para evitar la venganza. Eran tiempos complejos, qué duda cabe. Las mujeres no pintábamos nada, casi creo - visto lo visto - que era mejor.
Esa es la parte bélica y cruel, la parte amable, la que ayudó a la humanidad a dar pasos de gigante iba por otro cauce. ¡Atentos!! Lograron identificar cinco planetas, así mirando al cielo por la noche. Inventaron la escritura cuneiforme y la lengua sumeria consiguió abrirse paso durante milenios como lengua franca, hito no alcanzado hasta la fecha por ninguna otra. Establecieron los fundamentos del álgebra, y practicaban cirugías con anestesia…. Para alcanzar la inmortalidad, construyeron los famosos Zigurats, templos de forma piramidal, morada de los dioses, que alcanzaron alturas considerables.
Los historiadores no tienen duda, ellos inventaron la escritura, las trepanaciones y el sentimiento de trascendencia a través de edificios de singular construcción. Algo que no es ajeno a nuestra civilización, pensemos en las Catedrales Góticas.
Viendo las tablillas y los relieves de Nínive, me preguntaba como pudo ser Asurbanipal. Lo imaginaba fornido, maquillado (los antiguos lo hacían), con la cabeza rapada y una peluca engrasada, los ojos resaltados en negro y una gran barba negra, con las ideas propias de su tiempo. Ojo a esto último que es muy importante, pensaba como un asirio del siglo VII aC. No se le puede juzgar, es más, a pesar de que cortaba cabezas como un descosido y no tenía piedad con sus enemigos, fue bastante sensible y culto, fue sacerdote, una profesión muy denostada ahora, pero que ofrecía hace 2700 años una cosmovisión no apta para todos los públicos.
Y un día, Asurbanipal fue borrado del mapa. No se sabe cómo, pero desapareció, y con él, sus tablillas y su saber. Somos efímeros, por más que queramos ensalzarnos, pero eso no justifica la destrucción a la que nos someten los que vienen después de nosotros. No todo puede conservarse, pero tampoco debe aniquilarse ¿Para qué? ¿Qué quedará de nosotros dentro de 3000 años? No somos eternos y no perdurará de nosotros aquello que sea más útil a generaciones venideras, por descuido o a propósito. Por eso - creo - han borrado de nuestras vidas las historia de estos pueblos. Es mejor no saber, es mejor dejar las tablillas de Nínive enterradas para toda la eternidad.
Sigo defendiendo que gran parte de las desgracias/destrucciones habidas en la Historia se deben al desprecio que siente algunos humanos por nuestra faceta espiritual.
Imbuida en en mi profundo agradecimiento al Reino Unido por brindarme la oportunidad de acercarme a Asiria, visité otro de sus museos, la National Gallery. Me encanta este museo, es uno de mis favoritos. De dimensiones colosales y con una obra que abarca (tanto en diversidad como en cantidad) prácticamente todos los movimientos artísticos habidos en Europa desde la Edad Media hasta nuestros días. Contando, claro está, con los latrocinios correspondientes. Del Prado sustrajeron varias obras, con el beneplácito de Fernando VII y los Borbones (volveré sobre esto), las dos más conocidas, desgarra el corazón verlas allí, son "El retrato de Giovani Arnolfini y su esposa" de Jan van Eyck y "La Venus del Espejo" de Diego Velázquez. Cuentan con sus correspondientes cartelas y una fecha de "compra", todo muy inglés. Con ese toque sibilino, típico de la hipocresía protestante. Nos han vendido tanto su civismo que ya no reconocemos cuando se están riendo de nosotros en nuestra propia cara. Y creedme que la National Gallery es un claro ejemplo de lo que ahora afirmo sin rubor. Es un lugar que esparce la Leyenda Negra Española de una forma tan sutil que se extiende por nuestro organismo sin que apenas nos demos cuenta.
Jan van Eyck (1434)
Voy a ilustrarlo, cuando se acusa tan gravemente como yo acabo de hacer, hay que aportar pruebas.
Todo gran museo es un reclamo para que cuadros y colecciones pequeñas se den a conocer. Tal es el caso de la exposición "From Manet to Cézanne in the Courtauld Gallery", una interesantísma colección de cuadros impresionistas, con piezas relevantes que todos hemos visto en infinidad de libros de arte. Incluye además algún cuadro de Van Gogh. Bien, el 99% de las obras fueron pintadas por pintores franceses, con títulos en francés. Existe un acuerdo no escrito por el cual todas, absolutamente todas las obras, se exponen con su título original, sea el que sea, en el idioma que sea. Debajo en la lengua del país donde se expone y finalmente, en inglés. En esta exposición, y en todos los cuadros de la National Gallery, las cartelas están exclusivamente en inglés. Esto - así a simple vista - puede parecer normal, puesto que es la lengua franca del universo conocido. Pero... ¡Oh cielos! Al abordar las obras de Picasso y Juan Gris.... ¡Tachán! Los títulos anexos a los cuadros están EN FRANCÉS. Atentos porque esto es clave. ¿Por qué no en inglés? Porque es IMPRESCINDIBLE borrar del genio Picasso todo atisbo de España o de lo español. Si leyésemos la cartela del cuadro en inglés junto con ''Spanish Painter", quedaría esto último en nuestro cerebro, hay que despistar sutilmente. Nunca nadie de aquí puede destacar, y si destaca se le da un toque francés y listo.
Soportando este Sambenito llevamos cinco siglos, y sin poder decir ni mu. Porque todo el campo está tan abonado de mentiras y de falsas verdades, que nada puede ya revertir esa tendencia.
Siempre nos quedará el Museo del Prado, con sus 200 años de gloriosa existencia. Y ahora me toca, para concluir, abordar mi última conclusión - por ahora - sobre la trascendencia y lo mal que nos tratan nuestros descendientes con el objetivo de construir su propia y falsa historia a costa del descrédito de los ausentes. No sé si tenéis en la memoria las falacias que nos han contado sobre los Austrias en España nuestros propios profesores. Su endogamia, su oscurantismo, su superchería, su estupidez, su fanatismo católico, su mala gestión... etc. Pero, ¿sabéis una cosa? Yo - cuando paseo por las salas del Museo del Prado donde cuelgan sus retratos - siento que echo de menos unos monarcas como los Austrias, con sus mandíbulas prominentes y su sentimiento artístico de la vida. Su pasión por el arte, su forma de crear un estado, su conciencia de llaneza y su sentimiento castellano.
Fueron los Austrias los que nos elevaron a los cielos, los que dieron fundamento al Prado, cada una de sus salas tienen parte de su espíritu. Ese que los Borbones, siguiendo las enseñanzas de nuestro enemigos del norte, se preocuparon de borrar y manchar, acrecentando la Leyenda Negra de España y regalando cuadros del Museo al primero que pasara, porque JAMÁS tuvieron una conciencia clara de lo que era España y su mundo. Y nos borraron, igual que la historia borró a Asurbanipal, y lo revistió de una capa de violencia y crueldad. Porque la historia se reescribe al gusto de los que quedan, y estos, no siempre son mejores que los que se fueron.
Sacad vuestras propias conclusiones y observad los pequeños detalles.
M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario