sábado, 14 de noviembre de 2015

A veces llorar es bueno...


"Cuando era niño, pensaba que el mundo era un lugar maravilloso, mágico, bonito..." Así comienza "The Logical Song" de Supertramp. Yo también lo creía así, antes de aprender que lo lógico es - precisamente - lo que menos sentido tiene.

Hoy me levanto y sólo veo cuerpos rotos, vidas destrozadas e incompresibles teorías para explicarlo. París no merece eso, nuestro modo de vida no merece eso, nuestra cultura cristiana (basada en el respeto a ultranza del ser humano) no merece eso. ¿Por qué, al dejar de ser niños, la vida deja de ser lógica?


Deja de ser lógica porque no nos permiten llorar, y a veces llorar es bueno. Ahora, cuando intento asumir lo sucedido en Francia, llorar es lo único que me consuela. Cuando vuelva a sonreír, quizás el mundo siga siendo maravilloso. Así lo creía de niña, antes de que me enseñaran que lo lógico era renegar de mi cultura y de mis valores. Intentando convencerme que así encontraría el camino hacia la felicidad.

Nuestros políticos de toda índole son responsables de ocultar a la sociedad, mediante esquizoides programas educativos, los pilares que han hecho de Europa el motor cultural del mundo. Han intentado convencernos - por cobardía e interés -  que determinados colectivos eran mejores o iguales a nosotros, minimizando su fanatismo y ocultando sus crímenes. Permitiendo sus prácticas xenófobas y destructivas en detrimento de las nuestras, hasta que el asunto se les ha ido de las manos.

Y ahora, para seguir viviendo y soportando el dolor, tenemos que ser niños, y refugiarnos en nuestro llanto.

M.


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