domingo, 14 de julio de 2024

España VS. Inglaterra... Una historia plagada de desencuentros.

Nunca veo la televisión, y cuando digo nunca, es nunca. Si me siento delante de la tablet o el ordenador es para ver alguna serie, aunque tampoco soy muy adicta a esto, la mayoría me aburren por estar plagadas de Cultura Woke e ideario protestante. Lo huelo a la legua.

Pero justamente hoy, tomando una cerveza en un lugar típicamente español, con camarero gordo al otro lado, aperitivos en la barra y televisión colgada en la pared, he sido testigo de la emisión en Televisión Española de un reportaje sobre la rivalidad España-Inglaterra, que me ha dejado turulata.

No es noticia, es imposible sustraerse por otra parte a la estulticia futbolera, que España se enfrenta a Inglaterra en la final de la Eurocopa 2024. Por ello la televisión pública ha considerado que venía al pelo sacar a la palestra los valores patrióticos y hacer un repaso de las veces que hemos ganado/perdido contra ellos.

Podrían habérselo ahorrado, porque desde la mal llamada Guerra Independencia Española, hemos perdido en todas las batallas, al menos en las importantes.

Para ocultar semejante obviedad, al menos para mí, han sacado a relucir grandes triunfos de España en el fútbol, en Eurovisión (¡Ojo que a mi me encanta!), en disciplinas deportivas varias y en otros eventos a cual más chusquero y falto de contenido intelectual.

Bien, pues poco más queda por decir. Nos han reducido a imbéciles funcionales, a personas que se sienten orgullosas de cosas que no dejarán impronta alguna en el futuro de la humanidad. Preocupante es el hecho de que nuestras élites desmembren España, oculten intencionadamente nuestro pasado glorioso por el bien del progreso, pero pretendan que nos sintamos orgullosos porque casi ganamos Eurovisión hace dos años.

Lo sé, estoy sola en esto. 

Me gustaría que España, con una lengua universal y habiendo cambiado la historia de la humanidad, tuviera universidades punteras, intelectuales respetados y lanzara cohetes al espacio, eso es el progresismo, no tirar el dinero lanzando proclamas vacías (esto vale para todas las ideologías de nuestras élites). Por el contrario tenemos intelectuales y mandatarios que palidecen cuando daneses o suecos dicen soflamas contra España, esas naciones de nueva planta xenófobas, cuadriculadas y con lenguas muertas. Eso, porque - por alguna razón que tras años trabajando en una gran empresa aun se me escapa - no sabemos premiar el talento. Los listos se van, los mediocres crean leyes y normas para que todo se vuelva más estricto, más irrespirable, menos espiritual.

Podrían haber repasado otras grandes gestas en las que España ha aplastado a Inglaterra, a sus mentiras y a su imperialismo sin alma, a su racismo. Pero eso no entra en sus planes, lo nuestro es lo chusquero, lo inconsistente. Aunque me duela meter en este saco a Eurovisión.

En la idea del progreso siempre se engloba la visión utilitarista de las emociones. En este sentido, y para que no quede nada al azar, alimentan nuestras almas con emociones vacuas. Todo forma parte de la misma tendencia esquizoide hacia sabe dios dónde.

Dejo aquí mi reflexión, horas antes del comienzo del partido.
Que gane el peor.
M.

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