lunes, 13 de agosto de 2018

El verano, las influencers y la hipocresía mundial...

Bueno, pues estamos disfrutando de lo más jugoso del verano, la estación favorita de todos, excepto de algunos enfermos que prefieren las oscuridades infinitas del invierno. Dura poco, pero - si nos sofoca el calorón - se hace un poco eterno. A mi me encanta el verano, sobre todo por la cantidad de luz que desprende, la libertad y las ansias que me entran por leer. Creo que ser víctima de la publicidad engañosa y de la manipulación. Porque por muy independientes que creamos ser, somos víctimas del bombardeo constante de la publicidad y la cultura de masas.

Digo que soy víctima porque no dejo de interesarme por los cientos de artículos que se airean en verano recomendando libros, porque - según la cultura de la vacuidad permanente en la que vivimos -  sólo la tumbona y la playa incitan a la lectura. El resto del año - al no haber luz - no parece ser necesario interesarse por la literatura. Hasta los famosos, en sus yates de recreo, aparecen recostados y con un libro en la mano. Y yo, aspirante a influencer literaria, me veo en la obligación de ser víctima de un mundo en constante cambio efímero. Me convierto en la abanderada de las letras, del mundo literario, la persona que enarbola la pancarta: "LEED MUCHO, ESPECIALMENTE LITERATURA EN ESPAÑOL".

Tengo que hacer un inciso, porque es que realmente estoy rabiando, me muero de la envidia, me siento como una incomprendida, algo así como una ambiciosa chusquera que ve como sus deseos de medrar se ven ahogados por los éxitos de otros. ¡Mira que yo tengo objetivos de calado interplanetario! Hasta me he planteado ir a Plutón - si llega un momento en el que el Estado lo considera necesario para seguir exprimiéndome - pero nada, mis seguidores son mínimos y los de otras mujeres petardas son cuantiosísimos. NO es justo.

Hoy he me quedado patidifusa al saber que una influencer italiana, Chiara Ferragni, liada con un rapero de nombre absurdo y ridículo, lleno de tatuajes más absurdos todavía, tiene millones de seguidores en su blog llamado: "the blonde salad". Os invito a que pinchéis el enlace, es algo terrible, insustancial, sonrojante. No por el contenido, a mi me encanta la moda y los consejos de belleza, las cremas... Pero de verdad, es completamente falto de sustancia, no enseña cosa alguna, no aprendes nada, ni extraes una mínima idea aprovechable. Pero ahí tenemos a esta rubia que hace ensaladas de si misma. Estoy que trino, deprimida y en medio de una crisis existencial.

Al ser española e infectada con el complejo de se chapucera, poco seria y de nulo rigor (='Leyenda Negra'), estas crisis me soliviantan un montón, más que a cualquier otra persona de cualquier otra nacionalidad... Tiendo a autoconvencerme de que - al ser española - las cosas necesariamente no pueden ir bien. Pero cuando decido profundizar en la lectura del blog de esta insustanciosa rubia, dejando entrever cierto masoquismo manifiesto en mi personalidad, me doy cuenta de que incluye del forma sutil la receta del éxito... Una que es infalible, inigualable, de eficacia 100% probada, en todos los países del mundo, hasta el Polo Norte, entre los hielos más criminales....

Tachuuuuunnnnnnn.....
Nervios...

Dice exactamente lo que queremos leer/oír. Ni más ni menos.

No darme cuenta de algo tan evidente, sé que alguno esbozará una sonrisilla, me ha costado décadas de chascos concatenados. Yo - en casi todos los aspectos y facetas de mi vida - me decía: ¿Cómo es posible que esta persona, completamente idiota, haya llegado tan lejísimos? Y, aunque obvio, hasta hace dos días me llenaba de estupor y sorpresa. Ahora ya lo sé, demasiado tarde, eso sí.

La mediocridad se esparce, no porque la gente sea mediocre en sí misma, que no lo es en todos los casos, más bien porque el espíritu crítico no se valora, se denosta y se aparta. Sobre todo en determinados niveles, todos los diálogos consisten en contar mentiras, conscientes todos de estar siendo engañados, pero felices por escuchar aquello que les reconforta.

Hay personas que lo pillan el primer día (no es mi caso). Otras tardan, y las consecuencias son terribles. Y esto es un mal universal... ¡Gracias a Dios no es un tema hispano! No hay más que escuchar las noticias para darse cuenta. 

De nuevo me he desviado de mi objetivo, además de poco ducha en la observación humana, como ha quedado patente, tiendo a dispersarme. Ya salta a la vista que no puede irme bien en un mundo como este.... Quería hablar de mis lecturas de verano en español, en concreto de ''Las novelas de Torquemada'' de Benito Pérez Galdós. Lo sé, mi dispersión alcanza cotas preocupantes, pero intentaré buscar un hilo conductor.


Por si no lo he dicho en este blog, Galdós es para mí el mejor escritor en lengua española de todos los tiempos. No creo que nadie haya manejado las palabras y las sensibilidad humana como él. Es verdad que se deja arrastrar por el fatalismo español, un derrotismo pegadizo y castizo, pero no deja de reflejar cierta grandeza. Porque los españoles restañamos nuestra heridas mientras nos reímos de nuestra miseria impuesta. Impuesta por los que nos tiranizan con la estrategia de ''dime exactamente lo que quiero oír'', a niveles quizás muy superiores a los habituales en otras culturas. Galdós fue un reflejo de esta torturante lacra para el avance social, y lo pagó caro.

A pesar de su indudable lucidez e inteligencia, vivió atormentado toda su vida por los poderes fácticos, Estado e Iglesia, y por los prestamistas. Ellos son los monstruos que acechan en sus libros, los que esconden sus cuerpos pero afilan sus garras contra el débil. Porque una vez tomas partidos por el bando de los ''Espíritus Críticos'', no hay vuelta atrás y la caída en el pozo de la desesperación es segura.

No tuvo respiro, ni le propusieron para el Nobel, ni le reconocieron jamás en vida. Murió ciego y pobre... ¡Si! Tristísimo, parece el cuento del La Cerillera. Pero este es la consecuencia de poseer originalidad y lucidez de ideas.... ¡ATENTOS!! Porque se cumple casi en un 100% de los casos.  Ahora es más complicado porque el hombre ha alcanzado cierto desarrollo que evita catástrofes sonadas como la de Galdós, pero incluso de forma prosaica, se cumple este binomio.

NO hace falta llorar porque don Benito nos dejó sus libros, y sólo por uno de ellos (y escribió cientos) mereció la pena su paso por el Madrid más castizo del siglo XIX y principios del XX.



Bien, pero tengo que hablar de Torquemada y las cuatro novelas que Galdós le dedicó con el nada sorprendente título de ''Novelas de Torquemada". Aquellos que hayáis leído ''Fortunata y Jacinta'', recordaréis que nombra a este personaje en distintos capítulos, como socio, amigo y cómplice de doña Lupe la de los Pavos, tía política de Fortunata y personaje atroz por naturaleza, aunque con un increíble olfato para los negocios. Entendiendo negocio como el oficio de prestar a altísimos e incontrolados tipos de interés, con el objetivo de lucrarse con la miseria ajena. 

Sin sorpresa alguna, en cuanto al personaje se refiere, resuelve la primera novela, ''Torquemada en la hoguera''. El objetivo de Galdós es simplemente presentarnos a don Francisco, un hombre pútrido, ruin, maloliente y con ausencia total de piedad hacia los demás. Intenta, ante la terrible desgracia que le acontece (que no desvelaré), enderezar su rumbo demoniaco. Pero como la desgracia acontece irremediablemente y su esencia carece de bondad, se verá - ya sin remisión - en el rumbo de la esquilmación total de los seres que solicitan su ayuda. Hasta que, al principio del segundo libro, ''Torquemada en la cruz'', lo encontramos en el lecho de muerte de doña Lupe, que le habla de una familia venida muy a menos, los Águila, que llegarán a despreciarlo a él, pero no a su dinero.

Dinero que crece, y se multiplica en los dos siguientes libros, ''Torquemada en el purgatorio'' y ''Torquemada y san Pedro'', gracias a los contactos de los Águila y al indudable olfato de don Francisco. Eso y mil avatares más o menos cómicos, más o menos desgraciados. Pero todos con un denominador común, la ágil prosa descriptiva y el cuadro humano que nos representa a todos y cada uno de nosotros sin excepción. ¡Ojo! Todos somos criticados y analizados, nadie se salva de la culpa y la hipocresía de un mundo vil, pero del que todos participamos y en el que todos jugamos nuestras cartas con mayor o menor fortuna. Porque la democracia, esa que se inventó en Grecia, es un pálido reflejo de la justicia, sólo y únicamente la mueve el dinero y la mentira y..., recordad el punto clave, decir a cada uno lo que quiere oír para poder sobrevivir sin sobresaltos.

Pensaréis, llegados a este punto, que he metido lo de las palabras biensonantes en oídos ávidos de mentiras con calzador, y que nada tiene que ver una bloggera rubia que hace ensaladas con sus pensamientos, con Galdós, con el Madrid del XIX y con reflexiones que van más allá del tiempo. Pues sí que están relacionados. Veréis.

Al final del tercer libro ''Torquemada en el purgatorio', nuestro protagonista, don Francisco Torquemada, es invitado a dar una conferencia delante de personajes de la más variada escala social, con motivo de su elección como senador por León. Él no las ha visto más gordas en su vida, ni sabe hablar en público, ni se ha enfrentado a semejante lance jamás. Cuando le ceden la palabra, tiene - como si de una película de Hollywood se tratase - un momento de pánico, al ver las caras variopintas, consciente de que muchos de ellos esperan que haga el ridículo. Pero como tonto no es, canaliza en un segundo la atención a aquello que es obvio, ni más ni menos, concatenar frases que contengan la fórmula del éxito, DÍ EN CADA MOMENTO LO QUE TU PÚBLICO QUIERA ESCUCHAR.

Y da en el clavo. Pero no pronuncia en ningún momento la palabra dinero, ni negocios, ni nada semejante. Habla del amor, de la familia, de las cosas que 'importan', hace más de cien años de ese discurso ficticio y rebosa frescura. Porque nos encanta que nos engañen, que nos presenten frases manidas y llenas de nada. De eso se trata, de auto-mentirnos una y otra vez. Huelga decir que el crecimiento social de don Francisco a partir de ese momento es exponencial.

Ved que esto se aplica 100% a nuestra realidad tangible en 2018, hay millones de personas estrujándose el cerebro en agencias de marketing para crear eslóganes absurdos, que muestren a bancos y empresas como hermanitas de la caridad, como las protagonistas del cuento de La Cerillera. 
''Lo único que importas eres tú''
''El alma de la Caixa''
''Proud to serve you''
''Nuestro corazón es verde'' (esta es sorprendente, porque el corazón es rojo de toda la vida)
''Decididamente personal''
''Siempre a tu lado''
''Just do it'' (como si fuese tan sencillo)
''Queremos ser tu banco''
''Nos importas, te importamos''
''Gobierno de España''(Esta es buenísima, como si su gestión nos ayudara a dormir tranquilos)
...
Etc., son infinitas, no acabaría nunca... Estas me han venido a la cabeza espontáneamente.

Ved que he conseguido hilvanar ideas con sorprendente destreza, acabo ya con una recomendación obvia, leed las Novelas de Torquemada, por favor. Reflexionad al final de cada capítulo, juzgando con benevolencia los pensamientos y los actos de cada uno de los protagonistas, porque seguro que os identificáis con alguno, o con un poco de cada uno... 

Y leed literatura de la buena, engrandece el espíritu y el entendimiento.
M.

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