domingo, 13 de octubre de 2019

El tributo que debemos a los olvidados por la historia...

Casualidades de la vida, los Reyes Católicos vuelven a mi hemisferio cerebral cultural una y otra vez. Dicen los sabios, los gurús que intentan explicarnos los caprichos del destino, que los acontecimientos vienen a nosotros porque los buscamos, porque el algoritmo vital que nos da fuelle es bastante simplón, y nos conduce por los mismos caminos una y otra vez. En esto debe estar la clave para que esta regia pareja vuelva a mi vida sin parar.

Detallo aquí la sucesión de acontecimientos que me lleva a pensar que algo de esto hay, y que – por una vez – la ciencia no se equivoca:

1.- Exposición "Miradas Afines" en el Museo Nacional del Prado, sobre la que yo he ciber-proyectado mi propia mirada en este blog, centrada en la innegable influencia de estos monarcas en la historia de Europa.
2.- Viaje a Granada, por circunstancias laborales, visita a la Alhambra y búsqueda del libro adecuado para dar más relumbre a mi estancia allí. El elegido, "El Manuscrito Carmesí", de Antonio Gala. Premio Planeta 1990. Lo he devorado.
3.- Regalo de un amigo del libro de Juan Eslava Galán, "La conquista de América contada para escépticos", recientemente publicado. Aproximación ágil, fresca y bien documentada de un tema DESCONOCIDO para los españoles. Debemos meditar (lo sé, repito mucho esta frase) sobre esto. Cómo es posible que una de las mayores gestas de la historia no se incluya como asignatura, o parte de ella – pero con peso - en los planes de estudio españoles. Nos avergonzamos, he aquí la simple y llana realidad. Una pena. Hay que estar tranquilos, eso sí, porque ahora con el revisionismo histórico del que todos somos víctimas, la cosa va a peor. Hay ayuntamientos patrios que quieren quitar plaza y calles dedicadas a Colón y otros nombres como Pizarro, Hernán Cortés… Espero que a Legazpi lo respeten, sin él nunca se hubiese logrado ir y volver a Filipinas sin tropiezos. Esta nueva moda de hacernos seres beodos sin sustrato cultural parece que se extiende a otros países como Estados Unidos. Cumplir años es una lata, pero tiene la gran ventaja de que poco a poco te alejas de las modas, te apeas de los vientos del progreso y vives tan ricamente, desde el cómodo sofá de la experiencia. Pena da lo que viene, y no quiero ser catastrofista, ni la bruja mala del cuento.

Tendemos a pensar, ohhhh ilusos, que negando o enfocando las acciones de los hombres de hace siglos desde nuestra perspectiva de la era ciber-moderna, somos progres, avanzados intelectualmente, sabios y con una superioridad moral de solidez sin fisuras. Pero la propia fisura, es – precisamente – nuestra ignorancia y prepotencia. Y como consecuencia de esto, por ejemplo, tenemos en nuestra cabeza una imagen de Boabdil, el último rey nazarí de Granada, totalmente sesgada y ridícula. Un tipo débil, idiota e inculto que perdió Granada por su incompetencia, que cuando abandonó su reino perdido, su madre le dijo: "Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre", algo que se ha demostrado falso por completo.

Combatir estas sandeces  - y no otro objetivo - es lo que debía tener Antonio Gala en su cabeza cuando escribió "El Manuscrito Carmesí", un tratado de historia (novelada) de España y de enseñanzas vitales desde la perspectiva de sólidos conocimientos, madurez y admiración sin límite hacia el protagonista, Boabdil (1459-1533). Un tributo y homenaje a un personaje, la rendición y petición de perdón en nombre de todas las personas que vinieron después y que, de forma intencionada, decidieron pintar un cuadro que nada tenía que ver – desde la óptica de Gala - con el que nos habían pintado.

Boabdil fue la víctima de la ambición de todos y cada uno de los que le rodearon, cristianos, musulmanes, familiares, amigos y enemigos. Todos sin excepción le convirtieron en el último testigo de un mundo que fue barrido por la historia, un mundo que no pertenecía a ninguna esfera religiosa ni territorial, que era un oasis y una realidad en si mismo. Era Granada. Y eso, como tantas otras cosas, se lo llevó la corriente de la historia y con ello se deformó y se contaminó el retrato que debería reflejar a un negociador sin opciones, a quien ¡ironías de la vida! el poder no le interesaba nada, por lo que actuó con generosidad e inteligencia. Esto es garantía de olvido y oprobio.

La victoria consiste en aniquilación: vencer es destruir. (...) ¿Por qué las causas más hermosas son las que no pueden defenderse por sí mismas? Son los pacíficos quienes tienen que defender la paz; pero ¿quiénes son los pacíficos?: los humildes, los desarmados, los perseguidos, los compasivos, los sinceros, los pequeños, es decir, los inútiles.
"El manuscrito carmesí" Antonio Gala.
Editorial Planeta SA. 6ª Edición Diciembre 1990. Pág. 342.

Lo que enseñan los libros de autoayuda, pero con el añadido nada despreciable de la ingente cultura de Gala. 

Resucitar no es imprescindible para quienes, por sus actos, aun viven en la memoria de sus agradecidos; es la mejor manera de inmortalidad que reconozco. 

"El manuscrito carmesí" Antonio Gala.

Editorial Planeta SA. 6ª Edición Diciembre 1990. Pág. 491.

Leyendo y meditando, es un libro que invita a ello, se pone de manifiesto que la historia se repite, pero no con los parámetros que tenemos dibujados en nuestro cerebro, en los que aparecen actores que cometen los mismos errores - no comparables en ningún caso, porque el paso del tiempo influye poderosamente en la forma de pensar -. Los errores en los que incide Gala, no tienen que ver con los actos - repito - incomparables, y sí con atributos tan simples como la cordura, la grandeza y la generosidad, parámetros invariables y valorables en la conducta humana de cualquier época.

Habla Boabdil:
Vuestras plegarias han sido concedidas: quizás eso es lo peor que a un pueblo guerrero le puede suceder; ahora tendréis que inventaros aventuras nuevas, nuevos proyectos inimaginables, enemigos diferentes (...) Vos y yo en esta helada noche (don Gonzalo Fernández de Córdoba), representamos la verdad verdadera: el frío de Granada y, en él, el abrazo de dos contrincantes. Para los demás se queda la calidez embalsamada de una ciudad que tantos siglos anhelasteis, y que es mentira, y el asalto y el poderío que con el que la adquirís, que también es mentira. (...) Todo ha de volver a su cauce anterior; para eso, desarraigar religión, lengua, usos y leyes es una precaución que hay que tomar,, (...) No olvidéis, el alma de un pueblo es algo que no puede morir; puede ocultarse como se oculta una rosa, o secarse como una rosa, pero permanece como permanece su olor. 

"El manuscrito carmesí" Antonio Gala.

Editorial Planeta SA. 6ª Edición Diciembre 1990. Págs. 471 y 472.

Yo me pregunto: ¿Qué es exactamente lo que permanece? ¿Qué parte de la historia se ha fijado más en nuestra cabeza? Formulo la pregunta de nuevo. ¿Qué hechos de la historia, qué aspectos nos han enseñado y cómo? ¿Los actos de renuncia, los posos que han ido dejando otros pueblos en nosotros, o la ambición sin límites que construye y fortalece monstruos aun hoy? Temo y estoy segura que es lo segundo. Me siento, ahora sí, como la sacerdotisa que evoca un oráculo nefasto para asustar a los hombres que quieran escucharla.

Francisco Pradilla (1882)
Palacio del Senado (Madrid)

Al leer el libro, he sido consciente de que la visión que tenemos sobre la Conquista de Granada obedece a una idea de necesidad, algo que estuvo bien hecho (no digo que no, estoy reflexionando). Desde su rendición el dos de enero de 1492, no hemos conocido más que la gesta de los Reyes Católicos, que se ha descrito como un 'asedio', que no fue tal, la Caída de Granada fue un plan estratégico orientado a ahogar y aislar el Reino Nazarí, con ayuda de los propios nazaríes, que eran enemigos entre sí. Y que culminó - no le quedó más remedio a Boabdil - con la entrega de la ciudad. Pero si buscáis información, excepto en libros muy especializados y en la propia novela de Antonio Gala, no encontraréis nada, porque - parece ser - no hay nada que decir. Se barrió del mapa ese mundo y ya está. Castilla hizo bien. Punto.

Esto ha servido para que en el siglo XXI, se reivindiquen cosas que son absurdas, porque aquel era un mundo, una realidad, un caldo de cultivo propio. No era cristiano, ni musulmán - esto menos que nada, porque ningún gobernante musulmán ayudó a Boabdil - era simple y llanamente, el Reino Nazarí de Granada. Los Reyes Católicos no lo borraron, lo hemos borrado nosotros.

¡Qué sorprendente! Castilla era el héroe de la película en enero de 1492, pero en octubre de ese mismo año, se convirtió en villano, cuando se descubrió América. Entonces sus ideas eran de exterminio... ¿¿?? ¿Alguien puede explicarme este despropósito? No, es imposible, no lo intentéis. Por eso, llegados a este punto, tengo que recomendaros el libro de Juan Eslava Galán, "La conquista de América contada para escépticos" (Editorial Planeta. 2019), él - al menos - lo intenta. La moraleja de su libro: nos han obligado a reescribir aquello que debería llenarnos de orgullo, hemos borrado de los libros de historia los nombres de personas que cambiaron el mundo, para - a cambio - encumbrar y empobrecer nuestro intelecto escuchando a imbéciles.

Leed mucho y sacad vuestras propias conclusiones.
M.


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