Podéis ver mi crítica en la edición on-line de Guay del Paraguay.
Tras estos meses en los que no he tenido
ocasión de compartir mis impresiones literarias con vosotros, y en los que –
reconozco – os he echado de menos; retomo este espacio para desgranar uno de
los best-sellers en lengua castellana del 2015. ‘Hombres Buenos’ del Académico
de la Lengua Española Arturo Pérez-Reverte.
No sé si sois seguidores de sus colaboraciones periodísticas (http://www.perezreverte.com/prensa/patentes-corso/)... A ver cómo las describiría. Chisposas, chirriantes,
controvertidas y críticas hacia cualquier manifestación de incultura. De él es
la frase: ‘España es un país gozosamente inculto’. No sé si esto lo
podríamos trasladar al resto de países de habla española. No tengo elementos
para juzgarlo, prefiero pensar que no. Eso me haría inmensamente feliz. Lo de
España no tiene nombre.
Pérez-Reverte teje personajes como nadie, domina el lenguaje de
forma magistral. Sin llegar al enrevesamiento de otros escritores, que nos
hacen perdernos en una maraña de términos, nos acerca tiernamente a la vida y
sentimientos de dos Académicos de la Lengua Española, el bibliotecario
Hermógenes Molina y el brigadier Pedro Zárate y Queralt. Estos dos ‘Hombres
Buenos’, viajan a París en el año 1781 para conseguir de forma casi
clandestina los 28 volúmenes de la Encyclopédie de D'Alembert y Diderot,
representando ésta el paradigma y guía de todo el saber de la época. Huelga
decir que la Encyclopédie era un libro prohibido en España. Nada sorprendente,
los gobernantes mediocres y tontucios – en España se cuentan por decenas en el
devenir de su Historia – han alejado del saber al pueblo porque, cuanto más
simple sea éste, más fácilmente manipulable es.
A lo largo del libro comparten la amargura y decepción constante
al ver que España es un país inculto y ciego al progreso. ¿Os resulta familiar?
Si, efectivamente, igual que en el siglo XXI. Esta es la moraleja del libro, no
hemos aprendido nada. Menos mal que existen y han existido ‘Hombres Buenos’.
No quiero entrar en más detalles sobre personajes y vicisitudes,
me conformo con plasmar en estas líneas lo que creo que Pérez-Reverte quiere
hacernos ver. Sólo una puntualización más, cuando os sumerjáis en las aventuras
parisinas de nuestros personajes, juzgad por vosotros mismos si París, a
escasos años de comenzar la Revolución Francesa, es un mundo tan fascinante y
culto como nos han hecho ver.
En mi próxima entrega quizás os hable de fútbol. Estoy pensando
que, como empieza la Liga, seguro que se publica algún libro que merezca
la pena al respecto.
¡Feliz regreso de vacaciones! Y leed el libro, por favor.
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