jueves, 20 de junio de 2024

Fútbol, asco puro.

De todos los inventos lúdicos concebidos por el hombre blanco, el peor sin duda alguna es el fútbol. Sólo expande incultura, xenofobia y violencia. 


Cuando hay una final de algún campeonato, acuden como moscas con las bufandas de su equipo, todos ellos con sus hijos, a los que no enseñan a leer, a cultivar su capacidades intelectuales e incluso deportivas… No, no, sólo les enseñan a seguir a un rebaño de imbéciles que se transforman en bestias mirando como veintidós tatuados con aspecto de mono van detrás de una pelota.

Lo sé, la crítica es demoledora. Pero es lo que siento, y creé este blog para expresar lo que opino sobre las cosas que me rodean. El fútbol me parece una señal clara de que nos vamos a extinguir, porque no hemos logrado superar la barrera que nos hace diferentes a los animales. A un animal no se le hubiera ocurrido inventar algo tan vil y cutre.

En 2014 escribí aquí sobre este tema siguiendo – claro está – la misma línea de pensamiento. Por aquel entonces yo colaboraba en una publicación on-line y en una emisora de radio. Tal fue el revuelo que se montó a causa de mi denuncia sobre la abominación del fútbol, que dedicamos un programa entero de la radio a escuchar a los oyentes. Fue en ese momento donde - lejos de suavizar mis opiniones – me di cuenta de que tenía toda la razón del mundo, NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE fue capaz de aportar nada aprovechable al debate, lo único que hicieron fue insultarme y llamarme insatisfecha sexual.

Sentirse ofendido por la opinión de una mujer, que casi no tiene ninguna relevancia mediática, es síntoma de que una enfermedad muy grave corroe las mentes de los humanos, la enfermedad de la hiper abundancia, de la vacuidad y de no saber por dónde nos viene el aire.

Pena, penita, pena… Triste destino el nuestro.

Uno de los objetivos de este blog es poner en valor la espiritualidad humana, resaltando la importancia de determinados hechos históricos que han sido sepultados en el olvido por bien del progreso. Hemos avanzado mucho, sí, pero no tanto como creemos, y avanzar no siempre es bueno, no – al menos – en determinadas facetas del ser humano. Estoy convencida que en muchos aspectos hemos retrocedido.

Estoy acostumbrada a que la gente me tome por una locuela, me importa un bledo. Es mejor ser un verso suelto, que un tarugo que cree estar siempre avanzando y progresando. Todos los discursos de los políticos versan – precisamente – sobre el progresismo… ¿Qué es eso? ¿Alguien puede definirlo con precisión? Yo sí, es la línea ascendente que nos conduce al lugar adecuado, donde hay que estar. En este momento, inevitablemente, me viene a la cabeza el cuadro de Joaquim Patinir, ‘El paso de la laguna Estigia’ que se conserva en el Museo del Prado. El alma humana, guiada por Caronte, debe elegir entre lo que aparentemente es bueno, pero que conduce directamente al infierno, y el cielo. No hace falta decir que, cegado por la vacuidad de lo evidente, la figura de la barca acaba en el infierno. Este acompañante de Caronte somos cada uno de nosotros.

Estamos convencidos de que – sólo por vivir en 2024 – somos mejores, más libres, más formados, más solidarios… Bla, bla, bla… Todo hueco.

En ese discurso de solidaridad ridícula, se encuadra - ¿Cómo no? – el fútbol. Analicemos cada uno de los engaños por separado.

+ Cada partido, especialmente al comienzo, es un alegato contra la xenofobia. Mayor hipocresía no puede existir, el fútbol se ha usado para despertar las pasiones más violentas, al menos en las últimas décadas. Astutamente, manipulando a los beodos que compran camisetas como chicles, se les ha dicho que – por ejemplo – el Barcelona es más que un club, o que el Real Madrid es una leyenda.

+ Es imprescindible, cuando los hombres – por la razón que sea - generan cierto individualismo o sentimiento desbocado, atarlo en corto y aplicar los dictados del progreso/ciencia. El fútbol no podía ser una excepción. Todo este circo está aupado por increíbles artilugios técnicos, como una cámara que dice si un gol vale o no vale, o si un jugador está en una posición adecuada para que el partido pueda seguir. Se trata de maximizar resultados, no sentimientos. Hasta donde yo sé, en los partidos de alta tensión, los jugadores se dan de hostias hasta en el carné de identidad (perdón por la expresión), pero esto la cámara no lo desvela. The show must go on.

+ España, un país con historia, con una lengua universal, pretende pasar a la historia como una potencia en fútbol. Sobre esto debéis meditar mucho, yo lo hago y no saco nada en claro.

+ De los jugadores, unos monos tatuados, no voy a hablar.

+ Sé que los grandes clubs tienen escuelas de fútbol en países pobres, donde aportan un rayo de luz a niños que no tienen nada. Pero nada más falso, más impostado. Es toda una estrategia de marketing perfectamente orquestada para – volviendo al cuadro de Patinir – adornar la puerta de entrada al infierno de la hipocresía. Un porcentaje mínimo de esos niños logra dar el salto al primer mundo, y – cuando cumplen años – pasan al saco del olvido, de los pobres, sin más.

+ Por último, y no menos relevante, está el asunto del feminismo. Aquí tengo que morderme la lengua mucho, porque tengo la sensación, cuando se sacan a la palestra los valores de la igualdad, que soy verdaderamente un bicho rarísimo que vive en otro planeta y escucha con desconsuelo una sarta de gilipolleces totalmente ridículas. El fútbol es un deporte de hombres, se inventó para los hombres y por eso carece de fundamento. Si lo hubiésemos inventado nosotras sería mucho mejor. ¡Qué manía de emular a los hombres como estrategia de emancipación!

Dicho esto, enlazamos un partido con otro. Acabó la Liga, siguió la Champions (término vulgar donde los haya) y continuamos ¡para bingo! con la Eurocopa. ¡Viva España! Necesito saber el secreto de este misterio insondable, asistimos impasibles a las embestidas de determinados grupos/partidos para destruir este país, sin hacer nada, sin movilización alguna por parte de nadie. Pero… ¡ACABÁRAMOS! El fútbol es harina de otro costal, para esto se puede sacar la banderita. Se puede escuchar con embeleso a creadores de opinión que no saben ni hablar y menos leer, me refiero a los futbolistas y equipos técnicos… ¡Si se puede! ¡Venga España! ¡Vamooossss!

¡Qué dios – si existe – nos ampare a todos!

Escribo sobre esto porque es tal el asco que me da, que sin darme cuenta escribo de forma compulsiva. Dar forma a mis otros artículos me lleva tiempo, esto lo he escrito en quince minutos escasos.

No veáis el fútbol y leed mucho.
M.

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